Berlusconi irrumpe en el Gobierno con un programa calificado de "autoritarismo democrático"
El Periodico, , 23-06-2008Cien mil. Esta cifra mágica es el número de procesos penales que se paralizarán en Italia por la aplicación de la polémica enmienda aprobada por el Senado, controlado por los conservadores, para aplazar los procesos pendientes de juicio por delitos cometidos antes del 30 de junio del 2002 y con una condena menor a los 10 años. El texto legal afectará a muchos juicios, pero los legisladores únicamente tenían uno de ellos en mente a la hora de votar la enmienda: el que debía terminar en julio contra Silvio Berlusconi. El presidente del Gobierno está acusado de haber comprado con 580.000 euros a un testigo de cargo.
Es el punto más vistoso del programa de Gobierno que los conservadores italianos han puesto sobre la mesa tras ganar los comicios de abril. El programa, en su conjunto, gusta a los poderes económicos y no desagrada a las clases pobres, según ha explicado Giuseppe de Rita, presidente del CENSIS, instituto de análisis de la sociedad italiana. Algunos críticos lo han definido como propio de una “dictadura blanda”, un “programa populista” o de un “autoritarismo democrático”.
Deriva militarista
En menos de 40 días, el Gobierno ha militarizado los vertederos de basura en Nápoles; ha declarado delito penal la inmigración clandestina en Italia; ha suprimido el impuesto municipal sobre la primera vivienda, principal fuente de ingreso de los ayuntamientos; ha limitado a tres meses las escuchas telefónicas judiciales y únicamente para los delitos castigados con más de 10 años de prisión, además de sancionar (de uno a tres años de prisión) a periodistas y editores que las publiquen. Las escuchas, además, deberán ser autorizadas por tres magistrados conjuntamente. El Gobierno de Berlusconi pondrá a 3.000 soldados a patrullar en las calles de Italia para afrontar una supuesta emergencia de seguridad.
Entre las iniciativas más singulares de los próximos presupuestos generales del Estado figura el denominado impuesto Robin Hood sobre las ganancias de las compañías petroleras, con el que el Gobierno logrará casi 900 millones de euros que trasladará a las clases pobres.
Pero la parálisis de los procesos judiciales ha sido la gota que ha provocado la ruptura con la oposición de izquierda, que había enterrado el hacha de guerra antiberlusconiana con el fin de consensuar unas reformas constitucionales necesarias desde hace años. “Habrá un caos judicial sin precedentes”, se lamentó el presidente de la Asociación Nacional de Magistrados, Luca Palamara.
Ilustrando algunas de las consecuencias, los magistrados han explicado que deberán primar el proceso a una gitana que robe en un súper frente a otra que rapte a un niño; al individuo que ceda hachís, frente a otro que viole a una mujer; el robo de un móvil, frente a la muerte de un paciente por culpa del cirujano.
Walter Veltroni, líder del Partido Democrático y cabeza visible de la oposición, ha anunciado que se opondrá, con todas las armas posibles, a la deriva que están siguiendo los acontecimientos. El presidente de la República, Giorgio Napolitano, ha filtrado su malestar al diario Corriere della Sera por haber sido “engañado” respecto al contenido del decreto de ley, mientras que el Consejo Superior de la Magistratura, el órgano de autogobierno de los jueces, ha salido en defensa de la jueza acusada de ser enemiga del Ejecutivo. Palamara ha advertido que “la deslegitimización de un magistrado individual” puede comportar, a medio plazo, “un serio riesgo para el equilibro de los poderes del Estado”.
Más de 10 euros
En el frente económico, las asociaciones nacionales de alcaldes y presidentes autonómicos han avisado de que, sin impuestos sobre la primera casa (el 79% de los italianos es propietario de su hogar) y con los recortes de sanidad, es posible que los enfermos acaben por pagar alguna cantidad por recibir prestaciones sanitarias, aparte de los 10 euros actuales. El sindicato de los periodistas y Boris Banchieri, presidente de los editores, han invitado al Gobierno a dar marcha atrás sobre las escuchas – – no podrán ser publicadas hasta la celebración del proceso – – , sin excluir la huelga y asegurando que la norma transformará a los editores en censores.
Los observadores extranjeros que se preguntan sobre la reacción del electorado observan que más de un 60% de la opinión pública aplaude y que las quejas dentro de la mayoría de Gobierno se limitan a Radio Padania, la emisora de la Liga Norte, aliada de Berlusconi, cuya base no entiende lo que está haciendo su partido. En el exterior, los más críticos son solo el director y los comentaristas del diario La Repubblica, que acusan a Berlusconi de querer, con la justificación de una emergencia sobre la seguridad, “militarizar la política” e impedir “aquellos mecanismos que ayudan a la creación de una opinión pública”. “Tenemos que prepararnos para lo peor, si no fuera porque probablemente ya lo estamos viviendo”, ironizó Ezio Mauro, su director.
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