Europa cambiasus reglas
Las Provincias, , 21-06-2008Cuando la Unión Europea bajó sus barreras fronterizas internas, y cuando después se amplió a veintisiete, sus gobiernos, tanto el de Aznar primero como después el de Zapatero, no llegaron a percatarse cabalmente de lo que estaba ocurriendo. Porque – a mí al menos me lo parece – en ningún caso, desde el lejano año 1995, supieron aplicar una política inmigratoria coherente con las tendencias, necesidades y estrategias de la nueva Europa que se estaba configurando.
No es preciso insistir ni en la avalancha de estos años, ni en los sucesivos efectos llamada. Basta decir que a una administración que no es capaz de regular, controlar y detener el excursionismo sanitario de cientos de europeos le ocurre estrictamente lo que se granjea. Y desde luego, desde los tiempos de Aznar, a los sucesivos gobiernos españoles no les han faltado avisos contundentes de sus vecinos europeos sobre lo mal que estaban haciéndose las cosas aquí en materia de inmigración.
Así las cosas, España se ha quedado prácticamente sola a la hora de trazar nuevas perspectivas europeas, laborales e inmigratorias, para afrontar estos tiempos de cambio profundo. Alarma en España que se pueda llegar a trabajar 65 horas por semana, voluntariamente, cuando esa puede ser una regulación salvadora para muchos trabajadores de países del Este que están siendo más explotados a día de hoy. Y alarma también la norma de prolongación del plazo de retención de los inmigrantes indocumentados cuando lo que cuenta no es solo ese tiempo, ay, sino quién paga esos gastos de abogados que en la benéfica España son gratuitos y en otros países europeos, con plazos de retención mucho más duros, seguramente no lo son.
A remolque de la crisis, empujada por la necesidad, Europa está cambiando. Ha variado su geografía, es otra su geometría, está en otro sitio su mercado laboral. Para España es duro tenerlo que reconocer porque supone una renuncia a la quizá excesiva generosidad anterior. Pero esos son los efectos de no haber visto el asunto, cuando tocaba, con el realismo necesario.
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