La Directiva de Retorno para el control de la inmigración ilegal aprobada el miércoles por la Eurocámara ha retumbado como un trueno en Latinoamérica. Por eso, las reacciones han sido airadas. Y a la cabeza, como es habitual, se ha situado el presidente venezolano, Hugo Chávez. El líder bolivariano, en una comparecencia conjunta ayer en Caracas junto al presidente electo de Paraguay, Fernando Lugo, precisó que revisará las inversiones en Venezuela de los países que apliquen la normativa que permite retener hasta 18 meses en centros de internamiento a los ‘sin papeles’ pendientes de expulsión.

Chávez calificó la medida de «indignante», a la que llamó «directiva del bochorno», y dijo también que el petróleo venezolano «no irá» a los países que la adopten. En iguales términos, aunque no tan drásticos, se expresaron otros mandatarios, como la chilena, Michelle Bachelet, y el nicaragüense, Daniel Ortega.

Al observar estas salidas hasta cierto punto inesperadas, el esloveno y presidente de turno de la UE, Janez Jansa, las tachó de «exageradas», en especial la del presidente venezolano. Jansa las atribuyó al desconocimiento sobre el contenido exacto de la norma y resaltó que ésta respeta todos los estándares europeos.

Situaciones distintas

«La situación en Europa no es igual que en Venezuela y quizás esa reacción primera sea un poco exagerada y se deba en realidad a que no se entiende muy bien qué es lo que significa la directiva», señaló Jansa al término de la cumbre.

El presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, salió al quite y explicó que será el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, el encargado de explicar a Chávez la nueva norma europea sobre indocumentados para que la relación de la UE y Venezuela «siga siendo positiva».

Pero la queja desproporcionada del líder caribeño dio paso pronto a su nuevo tono conciliador. Chávez dijo haber dado por superado el incidente que tuvo con el Rey en la cumbre iberoamericana de Chile y apuntó que «vamos a restablecer las relaciones con todo vigor con España».

«El canciller Moratinos me trajo un saludo del Rey y una invitación para visitar Madrid; voy a ir, quiero ir», indicó. Y para rubricar tan ferviente deseo afirmó que cuando vea a don Juan Carlos, le dará un abrazo ya que no tiene «ningún problema». «Eso sí, no me mande a callar porque más hablo», añadió Chávez en alusión a la intervención del Monarca cuando le espetó el «¿por qué no te callas?».