Piden seis años y medio de prisión para dos acusados de traer a 55 inmigrantes

El Día, EL DÍA, S/C de Tenerife, 20-06-2008

El cayuco salió de Nuadhibou (Mauritania) y fue interceptado en Las Galletas y trasladado a Los Cristianos en diciembre de 2007 con un fallecido durante el trayecto. La Audiencia Provincial juzgó ayer a dos presuntos capitanes de la embarcación de 14 metros de eslora, pero ellos dicen que son inocentes.

La Audiencia Provincial tinerfeña juzgó ayer a Babacar D. y a Malade D. al estar acusados de un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros por el que el fiscal solicita una pena de 6 años y medio de prisión para cada uno de los inculpados al ser señalados por algunos de los ocupantes de un cayuco que arribó a las costas de Tenerife, en diciembre de 2007 con 55 personas de origen subsahariano y en cuyo trayecto falleció un ocupante.

El barco fue avistado cerca del puerto de Las Galletas, y tras ser interceptado se condujo a los inmigrantes a Los Cristianos.

Lo negaron todo. – Babacar D. es senegalés y trabajaba como agricultor y albañil. “Nunca he visto un GPS ni una brújula. Cuando llegué a España me enteré de que alguien había fallecido. Yo le pagué a uno de Ghana. Yo no intenté huir de la Policía ni tenía encima dinero. Tripulé la embarcación durante una hora porque hacíamos turnos, pero yo no sabía”. Malade D. es soltero, tiene 20 años y trabajaba como albañil, y durante el juicio dijo que “yo no sé tripular. Llevaba mi propia comida. A mi lado estaba la persona que falleció. Quería salir de Senegal porque vivía en condiciones difíciles. Mis padres lo pasaban mal para sacarnos adelante”. Según el fiscal, los acusados actuaron de común acuerdo por encargo de personas cuya identidad no ha sido desvelada y a la que pagaron por viajar hasta Tenerife, concretamente al puerto de Las Galletas, y, tras ser interceptados por la Guardia Civil, fueron conducidos al puesto de Cruz Roja de Los Cristianos, donde se les atendió. En el fondo de la embarcación se encontró el cadáver de un inmigrante, el cual, pese a haber durado cuatro días el viaje, falleció a consecuencia de la deshidratación que sufría. El fiscal mantenía que los dos acusados hacían turnos y se ayudaban de un GPS y de una brújula para dirigir la embarcación a tierra. Durante el viaje, uno de los dos acusados entregaba comida a los inmigrantes y les daba instrucciones precisas para mantener el orden y la seguridad de la embarcación, la cual fue interceptada el 3 de diciembre de 2007, a una milla del puerto de Las Galletas.

De forma clandestina. – Asimismo, en el escrito del acusador público, se hace constar que "los acusados realizaron la actividad descrita con la finalidad de introducir inmigrantes de forma clandestina en el país, al carecer los ocupantes de la embarcación de autorización para entrar y residir en España, incumpliendo la normativa vigente. Los dos acusados se encuentran en prisión provisional por estos hechos desde el 11 de diciembre de 2007. Durante la vista se dio a entender que en la citada embarcación de 14 metros de eslora viajaban dos menores e incluso mujeres , poniendo en grave riesgo sus vidas debido a las circunstancias en que se realizan este tipo de viajes que salen del puerto de Nuadhibou (Mauritania). Las defensas de ambos acusados pidieron la libre absolución al considerar que no se había probado que existiera una nave nodriza donde iban embarcando mediante otras naves más pequeñas. Asimismo, tampoco que se conoce el número exacto de pasajeros ni de capitanes de la nave y se debe hacer constancia de la atenuante de estado de necesidad que motivó que vinieran a Tenerife en busca de unas mejores condiciones de vida. Por otra parte, la defensa de Malade D. comentó en su informe que “su únicos delito es saber llevar un barco, pero que no fue el único en hacerlo, ya que se turnaban. No ha existido ánimo de lucro y se puede probar porque no portaba dinero encima”.

Cuatro testigos protegidos. – Durante la prueba testifical se contó con la reproducción de una cinta grabada donde eran interrogados cuatro testigos protegidos. Algunos de ellos corroboraron que Malade D. era el primer capitán y aportaron su descripción física, mientras que declaraban que Babacar D. era señalado como el segundo capitán que repartía la comida y achicaba agua. Uno de los testigos protegidos comentó que identificó a los acusados como los capitanes del cayuco y que “cuando salimos de Mauritania yo le pagué a un senegalés y cuando llegué al cayuco me dijeron donde sentarme”. Otro de los testigos protegidos dijo que “sólo nos decían que no miráramos al agua y que estuviésemos tranquilos, pero no nos amenazaban”.

Las últimas palabras. – El acusado Babacar D. manifestó, en su turno de palabra, que “me preocupa que me hayan acusado cuando he pagado para venir hasta aquí a buscar un trabajo y ayudar a mi familia”. Por su parte, Malade D. dijo que “yo no he hecho nada de lo que me están acusando”.

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