Es cosa de hombres
El Periodico, , 19-06-2008Con un esfuerzo digno de mejor causa, muchas religiones hacen de la opción cero un artículo de credo. En busca, se supone, de la castidad total, los monjes ortodoxos del Monte Athos tienen prohibida la entrada en sus dominios a toda criatura hembra, una exclusión que alcanza hasta a la cabras. Solo las gallinas se escapan de la prohibición, porque, al margen de ser básicas para su alimentación, sus huevos sirven para pintar los iconos. El precepto se rompió hace una semana, cuando unos emigrantes clandestinos que habían pagado 4.000 euros por cabeza al patrón de la patera llegaron desde Turquía a esta península del norte de Grecia. Lo malo es que entre ellos viajaban cuatro mujeres moldavas, lo que ha alterado la paz de los 2.200 monjes, a los que cabe suponer entusiastas de su castidad clásica.
El asunto debe tomarse en serio porque, según el tratado de Lausana de 1923, en plena validez, las atrevidas que lleguen a la isla deben ser castigadas con un año de prisión. A veces, la bendita opción cero obliga a ir contra natura.
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