Inmigrantes
La Voz de Galicia, , 18-06-2008Según el Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, de Joan Coromines, que acaba de publicar Editorial Gredos, la voz xenofobia, que significa ‘miedo al extranjero’, apareció por primera vez en España hacia el año 1900. Por tanto, se puede concluir que fue a raíz de que España perdió la posesión de Cuba en la guerra de 1898, que la voz xenofobia arraigó en el castellano y, desde entonces está ahí para designar el miedo que nos dan los extranjeros.
Cuando los extranjeros son de nuestra raza, de nuestra clase social y de un nivel cultural equiparable al nuestro, los extranjeros no nos suelen dar miedo. Pero en el momento en que surgen diferencias acusadas de estas variables, las cosas cambian.
Yo, por ejemplo, cuando paso en Madrid por delante de un bar donde todos los clientes son negros, aunque tenga mucha sed y, aunque los negros y más exactamente las negras me atraigan más que las blancas, voy a apagar mi sed a cualquier otro bar de los alrededores. Tengo que reconocer que, por no haber nacido en Harlem, un grupo de cuarenta negros juntos en un bar me crea un cierto desasosiego.
Pero aunque solo sea por interés económico, tenemos que mirar con simpatía a los inmigrantes. Los inmigrantes son enormemente beneficiosos para el Estado.
Hay gente que, por pura xenofobia, cree que los inmigrantes nos están succionando la sangre. Y no es verdad. Los inmigrantes están contribuyendo al Estado mucho más de lo que reciben de él. Ellos aportan anualmente a las arcas del Estado un beneficio neto de unos 5.000 millones de euros.
(Puede haber caducado)