La ONG Save the Children asegura que en Europa se practica la explotación de niños como empleados domésticos, si bien desconoce su magnitud. Su último informe ‘Esclavos puertas adentro’, presentado en Madrid con ocasión de la celebración hoy del Día Internacional contra el Trabajo Infantil, indica que el fenómeno se halla extendido tanto por el Este como en países occidentales como Reino Unido y Francia, demandantes de mano de obra principalmente femenina y africana. No tiene la constancia de su presencia en España, aunque advierte la posibilidad de que familias inmigrantes marroquíes importen menores para trabajar en el hogar.

Según este análisis, miles de menores llegan desde Marruecos o Madagascar hasta Francia. Han sido cedidos por sus familias tras recibir cantidades de dinero y la promesa de otorgarles una buena educación. Cruzan la aduana gracias a papeles falsos, amparados en los pasaportes de sus contratadores o con visados de turista. Desprovistos de su documentación, los niños olvidan incluso su fecha de nacimiento, son objeto de discriminación y sometidos a tareas penosas, como el cuidado de la habitualmente numerosa prole de la familia contratadora. En el caso de Inglaterra, los orígenes pueden ser Nigeria, Ghana o Uganda y el destino, la atención de la casa o la prostitución.

Según estadísticas de esta entidad solidaria, unos cuarenta millones de niños y adolescentes trabajan como sirvientes domésticos en el mundo y una cuarta parte permanece oculta en las viviendas que los utilizan sin ninguna supervisión de su actividad, a menudo, ligada a grandes responsabilidades o el manejo de productos tóxicos o peligrosos.