Madrid- El PP se quedó ayer solo en la Cámara Baja en la defensa del llamado contrato para inmigrantes, una de las propuestas estrella del programa electoral con el que Rajoy concurrió a las elecciones generales. Rafael Hernando, el popular que defendió la iniciativa, explicó que el contrato debía suscribirse al solicitar la primera renovación del permiso de residencia, y obligaría «al inmigrante a cumplir la ley, respetar los principios y valores constitucionales, aprender la lengua, pagar impuestos y cotizaciones, trabajar activamente para integrarse y retornar a su país cuando no tenga empleo ni medios».

Las críticas más duras a su iniciativa se escucharon por boca del portavoz socialista, José Antonio Alonso, que ya por la mañana antes de su debate en pleno desacreditó el contrato al entender que tenía «un indudable fondo xenófobo» y que encontraba su origen intelectual en la «extrema derecha europea». Iniciativas como ésta «desprecian», según el socialista, a «la Constitución y a las leyes como fuente de valores de obligaciones y de derechos en una sociedad democrática». Igual que el PSOE, el resto de grupos parlamentarios, rechazaron, uno a uno, la propuesta popular. CiU porque no se aceptó una enmienda para impulsar un pacto de Estado en políticas de inmigración; el PNV por entender que los populares quería emular la política migratoria de Sarkozy; IU porque no compartió ni la letra ni el espíritu de la propuesta y otros, porque sí.