Bígamos a 3.000 euros
ABC, 10-06-2008CRUZ MORCILLO
MADRID. «Usted ya está casado. ¿A quién pretende engañar?». Esta fue más o menos la respuesta que recibió incrédulo un aspirante a pasar por el altar en Castellón. No se había casado jamás, pero su carné de identidad lo había usado una red especializada en amañar matrimonios y a punto estuvo de convertirse en un bígamo de la noche al día. La Policía ha acabado con una banda que organizaba matrimonios «blancos» a cambio de dinero – unos 10.000 euros por casorio – que ha celebrado más de 400 enlaces de ese corte desde 1999. En muchos, celebrados en todo el país, el novio español no sabía ni que era novio ni que había contraído porque habían utilizado su filiación de documentos perdidos o robados.
Los agentes han detenido a 21 individuos, cinco nigerianos y dieciséis españoles, entre ellos dos menores, a los que acusan de asociación ilícita, usurpación del estado civil, favorecimiento de la inmigración ilegal, falsedad documental y bigamia. Samuel K.O., el nigeriano cabecilla de la red, había tejido una sutil tela de contactos que le permitían vivir como un millonario, con dos casas y coches de lujo.
Él y su gente captaban a españoles de escasos ingresos dispuestos a casarse con nigerianos irregulares. El novio nacional cobraba entre 2.500 y 3.000 euros (500 por adelantado) y los otros siete mil iban a parar a la organización – «la mayoría al jefe» – , según fuentes policiales. Samuel se encargaba de conseguir los papeles necesarios para cada boda, buscaba las iglesias en las que el control de la documentación solicitada fuera más laxo y acompañaba a los novios de conveniencia al Registro Civil y a las parroquias. No había cabo suelto. Si faltaba un papel, Samuel se ocupaba de obtener falsificaciones perfectas – se han manipulado partidas de bautismo y documentos de identificación de todo tipo – .
Primera entrevista
Una vez «marcadas» las iglesias, la banda acompañaba a los contrayentes a su primera entrevista con el párroco. Justo antes tenía lugar la primera cita entre la pareja para acordar sus respuestas, vía cuestionario. La pareja argüía alguna urgencia para pedir la fecha más inmediata posible y a partir de ahí se ponía en marcha el engranaje de la fabulación. El cabecilla de la red o algún otro nigeriano hacía de testigo de su compatriota; un español acompañaba a la otra parte y varias comparsas más de ambas nacionalidades actuaban en calidad de amigos e invitados de los contrayentes. De blanco y ante el altar.
La red de matrimonios «blancos» extendió su predicamento por todo el país: habían celebrado, se cree que desde hace casi diez años, bodas en Castellón, Valencia, Alicante, Zaragoza, Teruel, Tarragona, Barcelona, Madrid, Cuenca, Guadalajara, Zamora, Almería y Murcia. Algunos le tomaron el gusto y no sólo se casaron varias veces, sino que se convirtieron en captadores de nuevos aspirantes españoles. «Necesitaba dinero y esto no tenía riesgo. Sólo había que casarse, hacer el paripé y si te he visto no me acuerdo», declaró una de las detenidas.
La operación «Níger» llevada a cabo por la Udev de Castellón ha contado con la colaboración de los obispados de Tortosa y Segorbe – Castellón, que a raíz de la investigación facilitaron todo tipo de documentos.
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