El desarrollo económico español demandará en el futuro mano de obra con una elevada cualificación que, a la vista del descenso del alumnado universitario y el envejecimiento de la población activa, deberá tener su origen en la inmigración o en los propios profesionales nacionales que, en otra época, optaron por labrarse su futuro fuera de España. Esta conclusión, extraída de un estudio de la Universidad del Instituto Empresa, colisiona con la realidad de nuestro mapa laboral, en el que un 20% de los extranjeros con titulación superior desempeñan tareas de subempleo por debajo de su capacitación profesional, así como con la escasa tradición de las instituciones académicas de atraer a estudiantes de otras nacionalidades. La simplificación de los trámites para la acreditación de licenciados procedentes de centros foráneos y un mejor aprovechamiento de las cualidades de los inmigrantes contribuirán a paliar algunas de las carencias que afloran en el mercado laboral.