Denuncia itinerante
Diario de noticias de Alava, 06-06-2008Hace 70 años, las naciones del mundo se reunieron en San Francisco para fijar un consenso moral mínimo con el que conducirnos todas las personas, independientemente de ideas políticas o religiones, y con el respeto a la dignidad de cada individuo, sólo por el hecho de serlo, como punto de partida y de llegada. No hacía ni tres años que la Humanidad había cometido el intento más serio de su Historia por autodestruirse. Seis millones de judíos fueron ejecutados en un crímen cuya dimensión ética fue mucho mayor que la cuantitativa, en el marco de una guerra que se llevó por delante a 55 millones de personas, la inmensa mayoría de ellas, inocentes.
Setenta años después de la firma de aquella Declaración Universal de los Derechos Humanos, las razones que llevaron a las naciones a alcanzar ese acuerdo sobre la dignidad están más presentes que nunca, y por ello el Consejo General de la Abogacía Española ha organizado la Caravana de los DerechosHumanos, que recorrerá 21 capitales del Estado hasta el final de su periplo, y que desde ayer y hasta el día 11 estará frente a la Catedral Nueva.
La instalación itinerante está divivida en cinco contenedores, cada cual con una temática diferente. Así, en el primero se narra en cifras el drama de los refugiados y se detallan las zonas más calientes del Planeta en cuanto a vulneración de los Derechos Humanos.
En el segundo se reproduce a escala real un cayuco partido por la mitad, en una sala que además proyecta tres documentales sobre la inmigración. El tercer contenedor se detiene en la situación de los Derechos Humanos en el Estado, y en el cuarto, la Sala de los Gritos , se reproduce la cruda realidad de la violencia de género de forma directamente intimidatoria, con la clara intención de impactar en el visitante. Por ello los menores de catorce años deben acceder acompañados.
El último de los contenedores permite a los visitantes expresar su opinión sobre lo que acaban de ver, da a conocer la labor de los Colegios de Abogados en la defensa de los Derechos Humanos y ofrece diversa información relacionada con el tema. Además, en este contenedor se entrega a los visitantes ejemplares de la Declaración de los Derechos Humanos en miniatura.
Como es lógico, la muestra aborda la violación de los Derechos Humanos desde la generalidad, pero el día a día ofrece muestras constantes y concretas de cómo la Declaración de 1948 no logra imponerse en las sociedades. Para aportar datos concretos vino hasta Vitoria la vicepresidenta del Consejo General de la Abogacía, Victoria Ortega, que no dudó en ir más allá de las palabras bonitas y protocolarias típicas de una inauguración. Ortega recordó que mientras se abría la muestra la FAO trataba con urgencia en Roma el problema de una hambruna que afecta a 850 millones de seres humanos y que está siendo alimentada, valga la contradicción, “por la especulación con los alimentos con las excusa de los biocombustibles”. Ortega criticó además que la UE aprobara ayer mismo el internamiento hasta 18 meses de inmigrantes irregulares que se resistan a la expulsión o cuya identidad se desconozca, denunció que la Ley Contra la Violencia de Género no ha supuesto ningún cambio a la hora de combatir este fenómeno y censuró a una sociedad que “intenta limitar la independencia de las personas mayores”. Por eso la Caravana de los Derechos Humanos es necesaria para recordar que los ataques a la dignidad pueden ser llegar a ser legales, pero nunca legítimos. Eso es al menos lo que se firmó en San Francisco en 1948.
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