EDITORIAL

UE, inmigración y políticas nacionales

- La inmigración exige una política común mínima en la UE, pues es un espacio único

Diario de Navarra, , 04-06-2008

Zapatero limó asperezas con Berlusconi, pero cuestionó las novedades legales de Roma sobre inmigración ilegal. Italia, como otros estados de la UE, criticó la regularización masiva española.

RODRÍGUEZ Zapatero y Berlusconi, presidentes de Gobierno español e italiano, se vieron ayer cara a cara en Roma durante la cumbre de la FAO. Rodríguez Zapatero, quizá obligado a relajar la tensión creada por su vicepresidenta Fernández de la Vega proclive a excesos verbales tras los Consejos de Ministros , rechazó que exista polémica alguna con Italia a propósito de la reforma legislativa sobre la inmigración clandestina, pero no se privó de criticar ante su colega la política del Gobierno de Roma en este asunto de máxima importancia. “Ojalá bastara una ley”, comentó Zapatero respecto a las novedades impuestas por el gabinete de Berlusconi tras imponerse por mayoría absoluta en las elecciones hace tres meses. El presidente español insistió en que su Gobierno apuesta por la cooperación y el esfuerzo diplomático con los países de origen de los “sin papeles” y descartó cualquier otra actuación legislativa de su Ejecutivo. “Las respuestas legales pueden tener menor eficacia que la cooperación conjunta”, conjeturó Zapatero, para quien cada país tiene leyes y circunstancias propias. Tal idea no le impidió sentenciar: “Hay que tener precaución de meter el Código Penal en el Código Civil”.

En las palabras de Zapatero cabe advertir la necesidad política de devolver a Roma la pelota, porque Italia, como otros estados de la UE, criticó con dureza la regularización unilateral y masiva de inmigrantes ilegales que ocupaban un puesto de trabajo aquí. Ahora la excesiva dureza italiana puede desviarlos hacia el resto de Europa, España en particular. Pero la nueva actitud de Roma en esta materia no es exclusiva del “cavaliere”. Fue el alcalde de la capital, Walter Veltroni, líder de la izquierda frente a Berlusconi, el primero en propugnar este rigorismo legal, que apoyó.

Recordar errores y agravios anteriores no conduce a nada. La inmigración, como otras cuestiones básicas, no puede ser tratada por cada país de la UE según le dé el aire al gobierno de turno. Puesto que la UE es un ámbito único, la normativa mínima debe ser común. Y la experiencia demuestra que, con tejado de vidrio, mal se pueden prodigar lecciones a los demás.

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