«Hasta el 11-S los gitanos eran los que causaban más recelo»
A partir de esa fecha, según sus estudios con adolescentes, los musulmanes pasaron a ocupar el primer puesto en la lista de rechazo
El Correo, , 27-05-2008Somos casi unos recién llegados al fenómeno de la inmigración, si comparamos España con países como Francia o Inglaterra, pero son casi 5 millones de personas extranjeras las que forman parte del censo poblacional. Circunstancia que tiene su reflejo en la sociedad. De ello habló ayer el catedrático de Antropología de la Universidad Complutense, Tomás Calvo. Su conferencia ‘Inmigrantes, los nuevos vecinos: prejuicios de Amor y desamor’, inauguró ayer el ciclo de charlas que la Fundación Cantera dedica a este fenómeno.
-¿Se puede hablar de amor y desamor en este tema?
-Caben dos actitudes extremas. La del desamor que ve a los inmigrantes como una amenaza, una gangrena de la sociedad, que tienen una actitud teñida de xenofobia y, a veces de racismo; y otra de quienes la ven como un reto y como un posible enriquecimiento mutuo.
-¿Partimos de ideas preconcebidas en la materia?
-Los estereotipos y el hecho de juzgar a la gente sin conocerla es algo común a todas las culturas. Nos movemos con clichés. Lo que pasa es que los positivos no hacen daño, nos fiamos de los demás hasta que nos hacen alguna; pero los hay que sienten mal, piensan mal y se comportan mal con los extraños. Desde los que los ignoran y no se relacionan con ellos hasta aquellos que les niegan sus derechos legítimos.
-¿En qué lado de la balanza nos situaríamos los españoles?
-El nivel de desamor en España no es muy alto en comparación con otros países de Europa, pero hasta hace poco creíamos que no éramos racistas. Ahora que hay inmigrantes se ha comprobado que en cada uno de nosotros hay un solidario y un posible xenófobo.
Medidas correctoras
- ¿Cómo evitar ese concepto negativa?
-La inmigración es un fenómeno muy complejo, con unos lados muy positivos y enriquecedores y otros muy problemáticos que hay que resolver. No son sólo la mano de obra que necesitamos, son personas que requieren vivienda, colegios, atención sanitaria. Todo eso hay que preverlo. No hacerlo puede suponer que los españoles se vean perjudicados y eso genera xenofobia. Pero el remedio no es que no vengan inmigrantes, sino que se prevean sus necesidades.
-¿Tratamos a todos los inmigrantes por igual?
-En las investigaciones que desde hace 20 años realizo con escolares de entre 14 y 19 años hay una jerarquía. Hasta lo actos terroristas de Nueva York y de Madrid, el grupo de mayor recelo en España eran los gitanos, que no son extranjeros, tras ellos estaban los magrebíes, los negros africanos, los asiáticos; pero después de esa fecha los primeros pasaron a ser los musulmanes, seguidos por los gitanos. Nuestras filias se dirigen hacia aquellos que son más similares en cultura, religión…
-¿Cuál sería la razón principal de discriminación?
-El motivo fundamental no es que sean inmigrantes, musulmanes, blancos o negros, es la diferencia de clase. Una cosa son los marroquíes que trabajan aquí en el campo y otra los árabes que llegan cargados de petrodólares. Pero si además de ser trabajador o empleada de hogar, también es de otra nación, habla otra lengua y tiene otra religión, podemos decir que es una sobrediscriminación.
- ¿Que nota pondría, en base a sus estudios, al proceso de integración de los inmigrantes en España?
-Tiene sus fallos pero, en general, es positivo. Eso sí, no podemos dormirnos en los laureles.
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