FUERA DE FOCO
Peligro, Berlusconi anda suelto
La Vanguardia, , 23-05-2008Los gitanos estamos en peligro en Italia. Tenemos miedo a las deportaciones. “¡Necesitamos vuestra ayuda!”. Era la petición que una organización gitana hacía a la Unión Romaní Española, que preside Juan de Dios Ramírez Heredia – el primer diputado, eurodiputado y doctor honoris causa gitano-, quien a su vez ha escrito a numerosas instituciones pidiendo, básicamente, que alguien haga algo para parar a Berlusconi. En el Parlamento Europeo la leyó el eurodiputado socialista Enrique Barón, en la misma sesión en la que, por fin, un miembro de la comisión se atrevió a condenar sin tapujos los ataques racistas contra la población romaní en Italia.
Europa está atónita. Hasta ahora ningún país miembro había predicado el odio desde los púlpitos del mismísimo poder. El recién nombrado alcalde de Roma, el posfascista Gianni Alemanno, anunció que derribará los 25 campamentos nómadas que hay en Roma. El líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, habla abiertamente de caza: de cazar clandestinos. En Ponticelli (Nápoles), grupos de vecinos cumplieron las consignas que llegaban desde arriba y quemaron los poblados, de los que habían huido despavoridos sus moradores oliéndose la razia que estaba a punto de empezar. La excusa fue una gitanilla de 16 años que intentó secuestrar a un bebé; la venganza fue prender fuego a las chabolas.
Se empieza por los gitanos, que no tienen quien les defienda, y se acaba… vete a saber dónde. La carta de Juan de Dios hacía votos porque el fuego de Ponticelli “purifique y elimine el odio y la intolerancia que tantas veces ha sido el germen de las más graves tragedias en la historia de Europa”. Francamente, no parece que Ponticelli sea el último capítulo. Esta semana, en una Nápoles adecentada de las basuras que siguen acumulándose en la provincia, Berlusconi y su Gabinete hacían pública la propuesta de ley para convertir en delincuente a cualquier inmigrante sin papeles. Se triplicarán las penas para extranjeros que delincan, y quienes alquilen un piso a clandestinos lo verán confiscado. Los mendigos irán a la cárcel, y los que pongan a mendigar a sus hijos perderán la custodia: la única medida que aplaudo de un pack que produce escalofríos.
Berlusconi se quita la careta y responde con mano dura a los que le han votado pidiéndole eso: mano dura. “Si nos arregla lo de las basuras y lo de la inmigración, ¡Berlusconi, santo ya!”, rezaban los pósters en la calle. Es un grito que demuestra la desesperación de tantos italianos, víctimas de décadas de ineficacia de todo el aparataje público que convierte en un infierno cualquier gestión – y las basuras que inundan Nápoles son la demostración palpable-. Ahora que las cosas se ponen más feas aún, con el crecimiento económico estancado y la inflación al alza, Berlusconi el prestidigitador se centra con fruición en la caza del indocumentado o del gitano: esa cortina de humo le proporciona el oxígeno que necesita para sobrevivir. Vade retro, Berlusconi, y todos los que en secreto te admiran: no es esta Europa en la que creo ni en la que quiero vivir.
Las esposas pixeladas
¿Por qué las manos del vociferante dirigente etarra Thierry aparecían pixeladas en las fotos de su llegada al piso de Burdeos? La ley francesa impide que se muestren imágenes de una persona esposada hasta que recaiga sobre él una condena firme. Por eso el gendarme intentaba además, sin éxito, taparle la cara.
La guerra de los chefs
“Santamaria es a Ferran Adrià lo que Salieri a Mozart”, dijo Sergi Arola de la bestia negra en la que se ha convertido el chef de El Racó de Can Fabes. La familia gastronómica española gozaba de buena imagen y salud económica, y de un envidiable buen rollito. Santamaria lo ha hecho trizas al infundir sospechas sobre la seguridad de algunos productos empleados por Adrià: si lo ha puesto negro sobre blanco en su libro, el asunto puede acabar en los tribunales.
El desplante de Rato
Se barruntaba una semana de tormento para Rajoy, pero la estampida supera lo predecible. Cuenta la Ser que Rodrigo Rato dijo que no tenía nada que hablar con él cuando le fue sugerido un encuentro. Es la versión light;la heavy incluye un apelativo castizo que ocupa una página en el Gran libro de los insultos de Pancracio Celdrán. Entre las acepciones: “Se dice de quien por cobardía aguanta las faenas o malas pasadas de otro sin rechistar; también de quien las hace”.
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