¿Qué pasa con la chacha?
Europa se blinda contra la inmigración clandestina Berlusconi quiere salvar de las medidas contra los ´sin papeles´ a las trabajadoras extranjeras que cuidan a ancianos y enfermos
La Vanguardia, , 23-05-2008MARÍA-PAZ LÓPEZ – Roma. Corresponsal
En Italia hay unas 400.000 cuidadoras y empleadas del hogar sin papeles, la mayoría de países del Este
xiste una categoría de inmigrantes ilegales que nadie en Italia considera indeseable: es ese ejército silencioso extranjeras sin papeles ancianos, enfermos y niños, limpian casas, cocinan, barren, friegan, lavan y planchan, y que con su trabajo doméstico permiten que salgan adelante las familias en que ambos cónyuges trabajan fuera del hogar.
El Ejecutivo de centroderecha de Silvio Berlusconi no quiere que su política de mano dura contra la inmigración clandestina afecte a estas trabajadoras, como planteó sin ambages en el Consejo de Ministros de Nápoles Mara Carfagna, titular de Igualdad de Oportunidades, que se dijo muy preocupada por el destino de la cuidadora de su madre. De su actitud se desprende que la aludida se encuentra en situación ilegal.
“Hay que castigar a quien delinque, pero salvar a quien trabaja- razonó al respecto Ignazio La Russa, ministro de Defensa, según aseguraba ayer el diario La Repubblica-.Si una cuidadora demuestra que realmente lo es, hay una familia que lo atestigua, que le paga y le garantiza alojamiento, y que abona su Seguridad Social, debería poder quedarse en Italia. Podría sufrir una condena simbólica por clandestina, pero no ser expulsada”.
El plan para salvar de la quema a las chachas sin papeles parece ser un “decreto de flujos” (así se llaman los cupos de entrada de trabajadores extracomunitarios que el Gobierno elabora periódicamente), que redactará el ministro de Trabajo, Maurizio Sacconi. Atención: un “decreto de flujos” no es un expediente de regularización extraordinaria, sino un instrumento estándar de programación de flujos migratorios.
Se calcula que hay en Italia 700.000 badanti extranjeras (así son llamadas, de badare,cuidar), muchas de las cuales trabajan en negro, según el informe de inmigración del 2007 de Cáritas. La mayoría procede del Este (polacas, ucranianas, moldavas y rumanas), gana unos 800 euros al mes y suele vivir bajo el mismo techo que la persona a la que asiste.
Según la ley vigente ya antes de las medidas acordadas por el Ejecutivo – ley aplicable a cualquier extracomunitario-, si la badante se halla ilegalmente en Italia, no basta que una familia quiera regularizarla, pues existen los citados cupos de trabajadores extranjeros necesarios,que en teoría llegan desde sus países de origen con contrato de trabajo pactado. Las demandas para el cupo del 2007 destaparon un censo de unas 400.000 trabajadoras del hogar sin regularizar. El Gobierno se plantea dar prioridad a las que cuidan ancianos y enfermos.
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