"Si en el Raval ves a alguien distinto, piensa que eres él..."

Mohsin Hamid, escritor pakistaní, que publica ´El fundamentalista reticente´

La Vanguardia, , 22-05-2008

IGNACIO OROVIO – Barcelona

En un café en Lahore, el joven Changez le cuenta su vida a un americano. Nacido en esa ciudad, ha estudiado Economía en Princeton y Nueva York, donde ha padecido, en todos los sentidos, el 11-S. Su monólogo es El fundamentalista reticente, segunda novela de Mohsin Hamid (Lahore, Pakistán, 1971) y tenso relato, repleto de matices, que desnuda las contradicciones de un pakistaní que se sonríe al ver caer las Torres Gemelas.

¿Se identifica con Changez?

Ambos crecimos en Pakistán, estudiamos en Princeton y trabajamos en Nueva York. Pero no somos el mismo. Tenemos psicologías e inseguridades distintas y, lo más importante: Changez tiene una identidad dividida y siente que tiene que escoger una parte. Yo también tengo una identidad dividida pero me siento cómodo.

Changez siente que le temen por el color de su piel. ¿Usted se ha sentido así?

Cualquier joven que haya vivido en el extranjero ha sentido ilusión, excitación, resentimiento, amor, confusión. Algunos de esos sentimientos empezaron a abrirse camino en mí, pero escogí otra vía. La novela me permite imaginar qué habría pasado si hubiera seguido esos sentimientos.

¿Escribir es exorcizar ese resentimiento, de ida o de vuelta?

Es una forma de aceptar. Se puede sentir mucha rabia contra algo y amarlo a la vez. Cualquiera que haya estado casado sabe que esta es una gran verdad.

En la novela sólo habla Changez… ¿quiere que le escuchemos y empaticemos con él?

Sí. Sólo habla él, así que la empatía hacia el americano desaparece porque no se le oye y se crea deliberadamente la dinámica contraria a la que hemos tenido en la prensa occidental, donde escuchamos a analistas y víctimas occidentales y sólo al musulmán extremista, el monstruo, con el cual es imposible sentir empatía. Con ello espero que se recuerde que el sesgo siempre existe.

¿La receta es la empatía?

Es la mejor herramienta para navegar en la globalización. Cuando en el Raval ves a alguien distinto, si puedes pensar que eres él… inmediatamente sentirás menos miedo. Y sin miedo, casi todos los problemas se autorresuelven.

En España hubo un atentado cometido básicamente por personas con largo tiempo de residencia en Madrid. ¿Fallan los mecanismos de integración?

Hoy creemos que si hemos estado en un lugar mucho tiempo tenemos derechos desiguales sobre él. No digo que sea erróneo, pero debemos reconocerlo y no autoengañarnos alegando que eso son leyes naturales. De acuerdo con ese poder decimos a la gente que tiene que integrarse, pero en los siglos venideros, conforme la gente se vaya mezclando, nuestra forma de ver las cosas quedará caduca. Lo veremos como hoy vemos el sacrificio humano para los dioses.

¿Cómo explica que en Madrid hubiera un ataque contra unos trenes que llevaban gente al trabajo o la escuela, que no eran símbolo de nada?

Es muy infrecuente. En Madrid en aquellas fechas era mucho más probable morir a manos de tu novio, tu marido o tu padre. Habría que explorar la naturaleza de cada terrorista. Suele suceder que estos terroristas son hombres jóvenes, que han vivido en el extranjero y no suelen ser del segmento más pobre, sino con cierto grado de educación. Yo buscaría menos razones en cosas como “el islam” o “Marruecos” y más en la psicología y la sociología. Toda la historia de la humanidad tiene aberraciones y así lo tenemos que estudiar. En este caso, yo sugeriría que tenían algo dentro con lo que estaban en guerra. Y el asesinato de desconocidos es una tentativa desesperada de matar algo de sí mismos con lo que no pueden vivir.

¿Su novela pretende responder al porqué del yihadismo?

No, la mirada de Changez sobre el mundo es laica. Para él, el islam es una identidad de grupo, no una filosofía.

En su novela da una fantástica descripción de cómo la identidad del que viaja suma pedazos y nunca vuelve el mismo. ¿Es el secreto contra el fanatismo?

El secreto está en aceptar el cambio. Para los inmigrantes eso es inevitable. Pero la sociedad de acogida también debe aceptarlo. Hay que dejar de ver impurezas y aceptar la complejidad.

En diciembre del 2001, Bin Laden dijo que, con o sin él, “el despertar” islamista había empezado. ¿Está de acuerdo?

No. El 11-S, en Pakistán, algunas personas se alegraron, otras se preocuparon, muchas sentían ambas cosas, lo cual también pasó en Barcelona y no sólo entre los musulmanes. No existe un gran despertar por la sencilla razón de que no existe un gran gigante dormido. Existen mil millones de individuos que viven sus vidas. Pero cuando empezamos a perseguir a estas personas, sus miedos y los ataques a sus países provocan que esos mil millones empiecen a sentir que algo les une. En este sentido es posible que haya un gigante.
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