Explosión xenófoba
La Vanguardia, , 20-05-2008UNA explosión de xenofobia sacude los barrios más pobres de Johannesburgo, la capital de Sudáfrica, y amenaza con extenderse a otras ciudades del país, ante la mirada horrorizada del mundo por la brutalidad de las imágenes. La ola de violencia, que ha producido más de una veintena de víctimas mortales en una semana, se ha dirigido contra inmigrantes extranjeros, en su mayoría zimbabuos, acusados del alto nivel de delincuencia que azota al país, pero que en realidad ocurre porque se han adueñado de los pocos empleos que se ofrecen en un país azotado por la crisis económica, en el que el paro alcanza el 40% de la población activa.
Lo que ha ocurrido con las minorías inmigrantes en Sudáfrica es de manual. En muy pocos años, los barrios más degradados de las ciudades sudafricanas, especialmente las del norte, se han poblado de extranjeros procedentes de países vecinos que viven en crisis, como Zimbabue y Mozambique. Se calcula que en los últimos diez años han emigrado a estos barrios sudafricanos hasta tres millones del primer país. La convivencia de emigrantes y nativos en áreas sin apenas servicios se ha ido degradando sin que las autoridades supieran ponerle coto. Ni siquiera cuando estallaron las primeras muestras de violencia, como cuando en 1999 dos inmigrantes fueron lanzados desde un tren en marcha, en Pretoria, por una masa enfervorizada. Desde entonces la xenofobia contra los zimbabuos ha ido en aumento hasta el brutal estallido de ahora, con escenas de una violencia extrema que provocan el horror de todos.
Mientras el Gobierno del presidente Thabo Mbeki y su antecesor, Nelson Mandela, tratan de frenar lo que no se supo acotar desde un principio, miles de inmigrantes aterrorizados, con sus pocas pertenencias a cuestas, deambulan por las calles en busca de refugios en escuelas, iglesias y comisarías perseguidos por nativos exaltados.
Lo que ocurre en los barrios pobres de Sudáfrica no es fruto de la casualidad, ni un fenómeno que entre dentro de lo impredecible. Todo lo contrario, este tipo de explosiones xenófobas son producto de un caldo de cultivo que se forma cuando, ante el fenómeno de la inmigración masiva, las autoridades no han sabido atacar las causas del malestar entre comunidades de origen, que son la competencia que se establece entre los colectivos por los pocos servicios que se ofrecen, ni tampoco poner coto a los conatos de violencia xenófoba cuando estallan. Este es un problema que no es exclusivo de Sudáfrica.
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