"No soy una criminal"

Canarias 7, Antonio F. de la Gándara, 20-05-2008

«Nunca fui consciente de que cometiera un crimen», afirmó ayer ante la Audiencia la brasileña Ivani María S.M. La propietaria de La Perla Negra, uno de los prostíbulos más lucrativos de Gran Canaria en los últimos años, lleva un año presa y se enfrenta a una petición de 24 años de condena.

La fiscal Teseida García acusa a Ivaní María S.M. de fomentar la inmigración clandestina, lucrarse explotando la prostitución ajena y blanquear las ganancias del negocio ilícito, y solicita para ella un total de 24 años de prisión. Imputa los mismos delitos a su hermana, Adair S.M., y solicita que se le condene a a 13 años. El Ministerio Público también sienta en el banquillo a las siete mujeres que trabajaban en el burdel como encargadas (limpiando habitaciones y baños, lavando toallas y cogiendo el teléfono). Las acusa de complicidad en el fomento de la inmigración ilegal, y pide 10 años de cárcel para cada una de ellas.

La Perla Negra funcionó durante siete años (de 2001 a 2007) en el número 8 de la calle Tomás Miller de Las Palmas de Gran Canaria, y supuestamente su propietaria hizo una notable fortuna: Gracias a lo datáfonos que existían en el burdel, la policía ha podido determinar que entre 2006 y los primeros meses de 2007 la empresa facturó más de 770.000 euros sólo en pagos con tarjeta.

La fiscal sostiene que Ivaní y su hermana colaban a jóvenes brasileñas por la rendija de la ley que permite entrar a las ciudadanas cariocas como turistas y permanecer tres meses en España sin dar cuenta a la policía. Afirma que las alojaba en su local, se lucraba con su trabajo como prostitutas y que, cuando estaban a punto de agotar su plazo, las obligaba a marcharse.

Ivaní admitió parte del relato del Ministerio Público, pero con muchos matices. Para empezar, aseguró que su local iba tan bien que ella no tenía que preocuparse de reclutar a las chicas, ya que eran éstas las que llamaban para trabajar con ella.

Negó que se aprovechara de la ley y aseguró que sus niñas no pasaban más de un mes en el burdel pero por voluntad propia, porque «querían irse a otro sitio, tal vez a la península». Explicó que, en cuanto a ganancias, ella y sus prostitutas iban al 50% en los servicios básicos (40 minutos, 90 euros, una hora, 120 euros), pero que si el cliente quería algo más, ellas se quedaban con todas las ganancias. La comida y el alojamiento corrían por cuenta de La Perla Negra. Las chicas sólo pagaban a la asistenta que limpiaba sus cuartos, en la última planta del burdel.

«Incluso les hacía regalos cuando era su cumpleaños», relató la acusada, «y el alguna ocasión acogí a una por puro altruismo, para que no durmiera en la calle».

Lista de espera

A preguntas de la fiscal, la madame recalcó que su burdel se nutría de chicas por un peculiar sistema de plazas libres. Las prostitutas estaban, por ejemplo, en un burdel de León o de Granollers. Llamaban a La Perla Negra y pedían «plaza», y, conforme a la lista de espera, se les daba una u otra fecha, y se les invitaba a irse para evitar el overbooking. De esta forma, apuntó, en el local había siempre rotación y caras y cuerpos nuevos, «que es lo que el cliente nos exigía».

Los abogados defensores de las ocho acusadas, Alicia Santana Santana, Mariano del Río Alonso y Antonio Moreno Pinedo piden al tribunal una sentencia absolutoria, al entender que en ni Ivaní ni su hermana ni las seis limpiadoras del lupanar cometieron delito alguno. El juicio se inició ayer ante la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Las Palmas y, en principio, continuará el próximo viernes.

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