La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, dio ayer por zanjado el “malentendido” con Italia. Lo afirmó 24 horas después de haber irritado al Gobierno de Silvio Berlusconi al condenar su política de expulsión de extranjeros que, dijo, “no respeta la ley ni los derechos de los inmigrantes ”.
De la Vega subrayó que “una cosa son las acciones de Gobierno” y otra los “incidentes concretos” que conlleven episodios “de violencia, xenofobia y racismo”, como los ocurridos en la ciudad italiana de Nápoles, donde entre el martes y el miércoles fueron destruidos una decena de campamentos de gitanos a manos de una muchedumbre alentada por elementos que la policía sospecha de mafiosos. La vicepresidenta dijo haber condenado estos hechos, que empezaron después de la detención de una gitana que primero fue sorprendida robando en un domicilio y, días después, intentando llevarse a un bebé de seis meses.
Las palabras de De la Vega llegan después de que el propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el ministro del Interior, Miguel Ángel Moratinos, rebajaran el tono de su compañera de Ejecutivo. Pese a que los dos gobiernos dan por concluido el incidente, el eco de las declaraciones de la vicepresidenta se mantiene vivo en Italia.
Allí, los medios de comunicación destacaron la polémica por las acusaciones de xenofobia al Gobierno de Berlusconi, aunque también subrayaron que la tensión se había rebajado tras la intervención de Zapatero. Umberto Bossi, líder de la Liga del Norte y ministro para las Reformas, reabrió el debate con un argumento ya esgrimido por otros políticos italianos: “Los españoles fueron los primeros en disparar contra los inmigrantes ”, dijo, aludiendo a la muerte de varios inmigrantes en la frontera entre Marruecos y España, en Ceuta, en el 2005. En realidad, el Gobierno siempre ha negado que hubiera disparos desde el lado español. “En cambio, en Italia a los inmigrantes los tenemos aquí, y por eso el problema es inverso, la cuestión es echarles”, añadió Bossi.

INCIDENTE “CERRADO”
Roberto Maroni, ministro del Interior, calificó de “incautas” las declaraciones de De la Vega, pero consideró que “han sido desmentidas por Zapatero”. En consecuencia, dio por finalizada la polémica: “Por nuestra parte, el incidente está cerrado”.