Bossi contraataca a De la Vega: «España dispara a los inmigrantes»

El Mundo, IRENE HDEZ. VELASCO. Corresponsal, 18-05-2008

El ministro de Berlusconi critica a la vicepresidenta y justifica los ataques a los ‘sin papeles’ de Nápoles en que «a la gente se le hinchan las pelotas» ROMA. – A pesar de que el incidente se considera oficialmente cerrado, las declaraciones efectuadas el viernes por María Teresa Fernández de la Vega criticando la política de inmigración del Gobierno italiano aún seguían ayer generando polémica en el país transalpino. «Ellos (los españoles) fueron los primeros en disparar contra los inmigrantes, nosotros en cambio ya los tenemos aquí y tenemos un problema inverso, el problema de echarlos fuera», señalaba el siempre verbalmente incendiario Umberto Bossi, ministro de Reformas y líder de la Liga del Norte, un partido que se ha convertido en la tercera fuerza política de Italia gracias, sobre todo, a su promesa electoral de aplicar mano dura contra la inmigración.


Pero el volcánico Bossi no sólo se contentaba con poner los puntos sobre las íes a la vicepresidenta española. También volvió a la carga respecto a los graves ataques contra campos de gitanos registrados en los últimos días en Nápoles y, como ya hiciera anteriormente, trató de justificar esas explosiones de violencia xenófoba. «Si el Estado no cumple con su deber, lo hace la gente, porque a la gente después de un poco se le hinchan las pelotas», destacaba en unas muy poco políticamente correctas declaraciones realizadas durante su asistencia ayer a la fiesta de la Policía de Varese.


Sin embargo el mucho más moderado Franco Maroni, ministro del Interior italiano y también uno de los principales cabecillas de la Liga del Norte, trataba de aplacar la bronca y de no echar más leña al fuego. «Me parece que las incautas declaraciones de la vicepresidenta han sido desmentidas por el presidente Zapatero. Por lo tanto, y en lo que a nosotros respecta, el incidente está cerrado», indicaba.


«Debemos prevenir estas llegadas (de inmigrantes), y para ello estamos insistiendo con Libia en la puesta en práctica de los acuerdos firmados que prevén llevar a cabo una vigilancia con barcos con tripulación mixta en las aguas libias», añadía Maroni, dejando, sin embargo, muy claro que, a diferencia de lo que hizo el Gobierno español, el nuevo Ejecutivo italiano no pondrá en marcha ninguna regularización masiva de inmigrantes ilegales. «Las regularizaciones en masa pertenecen a la misma categoría que los indultos, y nosotros somos contrarios a los indultos y a las regularizaciones indiscriminadas».


«Estamos muy asombrados ante lo que ha dicho (Fernández de la Vega). Sobre todo, porque España tiene los mismos problemas que nosotros. Habrá sido un resbalón momentáneo», opinaba, por su parte, Nicola Cavaliere, número dos de la Policía italiana.


Desde Valencia, donde ayer inauguró la oficina parlamentaria de los socialistas valencianos, De la Vega matizó que ella únicamente condenó los «incidentes concretos» que han podido comportar los brotes de «violencia, xenofobia y racismo» pero siempre desde el «respeto» a la gestión que del fenómeno de la inmigración hace el país transalpino, informa Héctor Sanjuán.


De la Vega aseguró que «no hay ningún malentendido» y dijo que si alguien interpretó sus palabras como una condena a la labor de las autoridades italianas se equivocó. La vicepresidenta señaló que el Ejecutivo español trabaja por una inmigración «legal y ordenada» de manera conjunta con la Unión Europea con la intención de consensuar una política común para toda la UE.


Por su parte, el Gobierno italiano parece finalmente encaminado a no tipificar la inmigración clandestina como un delito, como en un principio se había propuesto. Y no parece casualidad que la decisión final se haya tomado el mismo día en el que De la Vega hacía públicos sus reproches ante el decreto ley contra la inmigración que el Ejecutivo italiano tiene previsto aprobar en el Consejo de Ministros del miércoles. Muchos consideran que sobre el Gobierno italiano podrían haber pesado las críticas lanzadas al respecto por España y, sobre todo, por el Vaticano.

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