El Gobierno de Zapatero, ahora sí, acuciado por Europa y por la ciudadanía que le ha votado, anuncia planes paliativos para frenar el alud de sin papeles que no cesa. Avalancha facilitada por el propio Zapatero, merced a la pasada e inconsciente regularización y que amenaza seriamente nuestras estructuras económicas y sociales.

Por fin se enfoca la inmigración como lo que es, un problema muy preocupante y no una bendición como nos pintan voces partidistas, demagogos y otras trompeteras . Ignoro qué medidas tomarán, pero deben incluirse planes disuasorios de retorno lejos de los edémicos cantos de sirena de los simpatizantes.

En cuanto a la integración, es pura teoría en la práctica, no funciona, el de fuera no quiere mezclas. Basta con echar un vistazo a los paupérrimos resultados sobre el tema en nuestro entorno comunitario.

En cualquier caso, inmigrantes, ¡claro que sí!, pero sólo los que nuestro declinante mercado laboral puede absorber, ni uno más. Para quien lo quiera comprender. Aquí no se trata ni de racismo ni de xenofobia, es algo más simple, se llama sentido de la autoprotección.