INMIGRACIÓN
El número de mujeres inmigrantes en Gipuzkoa crece y se acerca al de hombres
Diario Vasco, , 15-05-2008SAN SEBASTIÁN.DV. Mujeres procedentes de América Latina y hombres llegados desde el Magreb constituyen la mayoría de los inmigrantes que acogió Gipuzkoa en 2007. Caminamos hacia una feminización de la inmigración, dicen los expertos. El pasado año, el 57% de los extranjeros atendidos por Cáritas en Gipuzkoa fueron hombres y el 43%, mujeres . Son datos de la Memoria 2007 del centro de acogida Laguntza Etxea. «Son cifras que dan cuenta de las tendencias», explica Abdoulaye Gueye, asesor jurídico de la entidad. «Hay gente de paso que no necesita ayuda, pero en general los inmigrantes que se quedan en Gipuzkoa un tiempo, acaban pasando por estos servicios. La primera puerta a la que se llama cuando tienes necesidades es Cáritas, porque resulta conocido y te ayuda a resolver necesidades básicas como son el comer o el tener un espacio para dormir».
¿Quienes son los mayores usuarios de los servicios asistenciales de Cáritas? «Los inmigrantes de origen magrebí son los que más usan el comedor y eso da cuenta de su situación. Son quienes sufren mayor riesgo de exclusión, porque el comedor suele usarlo gente que no tiene casa y vive en la calle». Los inmigrantes de origen latinoamericano no usan en general, el comedor de Cáritas. «Eso significa que o bien tienen redes de contacto propias o bien cuentan con una mejor integración en el mercado laboral», explica Gueye.
Mujeres inmigrantes
Fenómeno propio de los últimos años, con un aumento que se constata en los estudios de Laguntza Etxea, es lo que se denomina ‘feminización’ de la inmigración. «En Gipuzkoa llegamos casi a una equiparación», explica Gueye. «Según los datos de Ikuspegi, el Observatorio Vasco de la Inmigración, el 50,6% son hombres, frente a un 49,4% de mujeres . En Laguntza Etxea atendemos a un 57% de hombres, frente a un 43% de mujeres . La diferencia puede estar en que somos un centro asistencial. Y se encuentran más hombres que mujeres viviendo en la calle».
La ‘feminización’ de la inmigración conlleva dolorosas contrapartidas. «Está el tema de la separación de las familias, los hijos que se quedan en el país de origen. Ello requiere una atención desde el punto de vista humano, que generalmente no se da».
Detrás de estas situaciones hay mucho dolor. «Para las políticas de inmigración, el extranjero es ante todo un trabajador. El Estado se preocupa de que cotice a la Seguridad Social y cumpla con la ley, pero su derecho a la vida familiar no parece tener ninguna importancia».
¿Seguirá creciendo la inmigración? «En los países de origen hay necesidades estructurales que no se pueden resolver en pocos años. Cuando una franja de la población, la más productiva, cree que no tiene futuro en su propio país, es difícil de cambiar este rumbo. Ahora, con los planes de codesarrollo, se empieza a intervenir desde la experiencia de las personas inmigrantes . Se trata de utilizar este conocimiento para evitar que otros tengan la necesidad de salir. Siempre teniendo en cuenta que, desde el punto de vista de los derechos humanos, uno debe de poder elegir dónde quiere vivir».
Será difícil que baje el flujo de inmigrantes hacia Europa. «Por encima de políticas restrictivas, vallas o directivas de retorno, está el impulso de mejorar la situación personal».
¿Se comprenden desde el ‘otro lado’ las políticas de regulación de la inmigración? «Los políticos se mueven por un cierto realismo. Palpan el pulso de la sociedad y tratan de satisfacer inquietudes. En fases de recesión económica, la primera víctima es el inmigrante. En España, el 40% de los nuevos parados son inmigrantes ».
Respecto a la defensa de ritmos de absorción de inmigrantes , Gueye afirma: «Hablar de situaciones idóneas cuando hay personas que salen de su país por necesidad resulta difícil. Se puede entender que por razones de seguridad o estrategia un país regule los flujos, pero siempre que se respeten los derechos y la dignidad del ser humano».
Senegalés de origen y licenciado en Derecho, Abdoulaye Gueye considera que todos los principios de igualdad tan defendidos en los países democráticos «se olvidan cuando se trata de personas inmigrantes ». «Sus derechos se recogen en leyes que cambian cada dos días. Son cuestiones que desde el punto de vista de los países democráticos necesitan nuevas preguntas y nuevas respuestas».n
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