«Con el contrato queremos evitar los guetos entre los inmigrantes»
ABC, 03-05-2008POR ESTEBAN VILLAREJO
FOTO: MIKEL PONCE
VALENCIA. «Una política de Estado sobre la inmigración» o «soluciones concretas a problemas concretos, no simple retórica» son algunas de las afirmaciones con las que el consejero valenciano de Inmigración y Ciudadanía, Rafael Blasco, pretende hacer ver que la Comunidad Valenciana y el resto de España, viven un momento crucial para asentar un modelo de integración de los inmigrantes. Designado por el presidente Francisco Camps como el responsable de una de las primeras Consejerías autonómica de Inmigración que se crea en España, Blasco fue también consejero (1983 – 1989) en la etapa del socialista Juan Lerma. Desde 1999, lo es con los populares valencianos.
- ¿La inmigración es un problema?
- Al contrario. Es la solución a algunos de los problemas actuales. El desarrollo social, cultural y económico de España no se explicaría sin ella.
- ¿Dónde radica el problema?
- En la regulación y en la integración. Los inmigrantes han sido, son y serán un factor de dinamismo incuestionable, tanto para el progreso económico como para el enriquecimiento cultural. Todas nuestras políticas activas van encaminadas a la integración – desde el respeto a sus culturas – en nuestro modelo de convivencia que es plural, pero que necesitan conocerlo para evitar una guetización que no deseamos.
- ¿Por qué cree que ha causado tanta polémica su propuesta de «compromiso de integración» para los inmigrantes cuando medidas similares ya se han adoptado en otros países europeos?
- Porque en España no ha habido una política de Estado sobre la inmigración. El Gobierno de la Nación está instalado en el buenismo, y la regulación de extranjería del año 2000 no tiene nada que ver con la realidad actual de la inmigración. Ha faltado sentido de la responsabilidad.
- ¿Hay que ser más duros?
- No. Hay que ser eficaces. La propuesta de Rajoy en la pasada campaña electoral partía del realismo y el sentido común. Algo que la sociedad española aplaudió según todas las encuestas y obligó al PSOE a modificar su discurso en este campo. Es preciso garantizar la igualdad de derechos y obligaciones entre nacionales y extranjeros.
- ¿Puede enderezarse esta situación?
- Lo que no se puede es continuar como hasta ahora si no queremos perder muchos de los logros de la sociedad del bienestar.
- ¿La futura Ley de Integración valenciana tiene encaje en el marco competencial y constitucional?
- Perfectamente. Tenemos un compromiso de lealtad constitucional total y absoluto. Y la voluntad de colaborar con el Gobierno central es sincera.
- ¿Qué espera de la reunión con el ministro Corbacho prevista para el próximo miércoles?
- Lo espero todo. Sus primeras declaraciones me han parecido inteligentes y realistas.
- ¿Ve cambios de timón en la política de Zapatero respecto a la inmigración?
- Más que verlos, los deseo. La sociedad quiere acuerdos en asuntos que afectan directamente a nuestra convivencia.
- Costumbres valencianas, idioma castellano y valenciano, valores… ¿En el fondo subyace que todo inmigrante acate el Estado de Derecho?
- Es una obligación de todos los ciudadanos respetar las reglas del Estado de Derecho. Sean o no sean inmigrantes. A partir de ahí son las políticas activas y la voluntad de las personas las que favorecen la integración. Se trata, en definitiva, de ofrecer oportunidades para conocer mejor la sociedad que les da la bienvenida, sin imposiciones ni asimilacionismos.
- Entonces no es cuestión de que los inmigrantes acudan en masa a las Fallas o las Hogueras, tomen paella y beban horchata, como han ironizado algunas de las voces críticas.
- Hay que conocer, aunque sea someramente, la Constitución, el Estatuto de Autonomía, el valenciano, el castellano y la realidad social. Y todo esto, sin imposiciones. No se puede frivolizar sobre la vida de las personas.
- En una época de crisis económica como la actual, ¿son los inmigrantes el eslabón más débil?
- El descontrol del flujo migratorio sin tener en cuenta el mercado de trabajo es una absoluta irresponsabilidad y una bomba de relojería. Hay que venir con un contrato. Así será más fácil trabajar, convivir e integrarse.
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