El posfascista Fini será el presidente de la Cámara de Diputados italiana

El Mundo, IRENE HDEZ. VELASCO. Corresponsal, 01-05-2008

Gianfranco Fini dio ayer un nuevo paso adelante en la metamorfosis que viene experimentando en los últimos cinco años, y con la que pretende dejar atrás su pasado fascista para convertirse en un modélico representante de la derecha moderna. El hombre que en 1990 no dudaba en proclamar que Mussolini había sido «el más grande estadista del siglo XX» y que un año antes declaraba orgulloso que su fe en el fascismo asumió ayer uno de los principales cargos institucionales de Italia: el de presidente de la Cámara de los Diputados.


El líder de la formación posfascista Alianza Nacional, que en el anterior Gobierno de Silvio Berlusconi (2001 – 2006) ya ejerció como ministro de Exteriores y viceprimer ministro, no ocultó la emoción que le producía ser coronado como presidente de la Cámara de los Diputados. Aunque para poder conseguir el ansiado sillón tuvo que esperar hasta la cuarta votación, en la que sólo se requería la mayoría simple, dado que en las tres primeras se exigía el consenso de las tres cuartas partes del Hemiciclo.


Y aunque en la Cámara de los Diputados el Partido de la Libertad de Silvio Berlusconi cuenta con una abrumadora ventaja de 344 escaños, frente a los 246 del centro – izquierda y los 36 de los demócratas cristianos, no llegaba a la cifra requerida.


En su discurso de toma de posesión del cargo, Fini volvió a insistir en su transformación, defendiendo por ejemplo la celebración del 25 de abril, día en que Italia festeja su liberación de las fuerzas nazis y fascistas. Y aprovechó también para salir en defensa de Benedicto XVI, criticando duramente el relativismo cultural: «Es un peligro para nuestra democracia y nuestra libertad».


Homenaje a la bandera


Pero la elección, ayer, de Gianfranco Fini como presidente de la Cámara de los Diputados también sirvió para poner una vez más de relieve las diferencias ideológicas que sacuden a la coalición que lidera Silvio Berlusconi. Mientras Fini, que siempre se ha distinguido por su fervor patriotista, hacía ayer un homenaje oral a la bandera de Italia, sus socios de la federalista Liga del Norte se negaban a secundarle y acogían sus palabras con un gélido silencio. «Italia tiene su bandera blanca, verde y roja, y la Padania la suya, verde y blanca», indicaba posteriormente Umberto Bossi.


El día anterior, el sicialino Renato Schifani (un devoto del club de fútbol Palermo y de Il Cavaliere) fue elegido presidente del Senado, donde el centroderecha dispone de una ventaja de 40 escaños. En su primer y breve discurso tras ser elegido, Schifanino mostró su deseo de que la próxima sea una «estación de reformas compartidas», destacó la alarma existente entre los ciudadanos por los crímenes cometidos por «inmigrantes clandestinos» y abogó por la necesidad de conjugar «rigor y severidad» con la tradición de «tolerancia y acogida hacia la inmigración sana y regular».

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)