Compatriota sobrevive al desierto

La Prensa Gráfica, Óscar Gómez, 28-04-2008

Los coyotes la abandonaron luego de entrar por Sasabe, para sobrevivir comió hojas de árboles, durmió en medio de las piedras, hasta que la rescató la Patrulla Fronteriza.

La compatriota Elisa Irene Torres, abandonada por los coyotes, sobrevivió cuatro días en el desierto de Arizona, cuando trataba de ingresar de forma indocumentada hacia Estados Unidos.

Familiares relatan que, a principios de abril, Elisa cruzó la frontera por el lado de Sasabe con un grupo de migrantes. A pocas horas de caminar empezó a sentirse cansada; entonces el coyote le dio unas pastillas para que aguantara el camino, ya que apenas habían entrado a suelo estadounidense.

Ella me contó que después que se tomó esas pastillas empezó a sentirse mareada, vomitaba y sentía los pies muy pesados, contó Arquímides Torres, hermano de Elisa.

Aún con el malestar avanzó hasta que no pudo más y pidió a los guías que se esperaran un momento, que necesitaba descansar. Sin embargo, el coyote les dijo que tenían que seguir el camino y que ella se tenía que quedar sola. A pesar de los ruegos para que no la abandonaran, los guías y el grupo se fueron.

La salvadoreña cuenta que la primera noche fue visitada por coyotes, los cuales se acercaban pero no le hacían nada, lo único que tenía para defenderse era un palo.

El siguiente día, con hambre y sed, caminó hasta unos árboles de los cuales tomó hojas para alimentarse. En algún momento decidió que tenía que hacer algo para que la rescataran.

Me dijo que veía que helicópteros pasaban por donde estaba, pero que no la veían, añadió su hermano.

Por las noches dormía en medio de piedras para protegerse del frío y de los animales. No sé cómo pudo sobrevivir a tantas cosas, es un milagro que este viva, resumió Arquímides.

Fue hasta el cuarto día que en su lucha por que la rescataran se arrastró varias horas hasta llegar a la carretera, ahí hizo señas a un carro que se acercaba. Para su suerte, era un vehículo de la Patrulla Fronteriza que se detuvo para brindarle auxilio.

Mi hermana dice que eso fue lo último que supo, después despertó y ya estaba en un hospital, concluyó su hermano.

La compatriota permaneció varios días en cuidados intensivos en un hospital de Sells, Tucson. El médico que la trató dijo que de no haber llegado ese día al hospital la señora hubiera muerto.

Elisa fue dada de alta y llevada a un centro de detención en Florence, para ser procesada y a la espera de ser deportada.

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