Venta ilegal de contratos a inmigrantes en internet

Un grupo de empresarios ofrece en la red contratos ficticios a inmigrantes que desean regularizarse por un precio que llega a alcanzar los 4.500 euros

La Vanguardia, , 26-04-2008

LAURA SANTIAGO – Barcelona

Los estafadores aseguran que en cuatro meses el inmigrante sin papeles puede conseguir un DNI
Los estafadores han encontrando en la red el lugar perfecto para lucrarse a costa de los más indefensos. Empresarios españoles venden contratos por internet por cantidades que oscilan entre los 2.000 y los 4.500 euros. El objetivo: inmigrantes sin papeles que intentan regularizar su situación. Los empresarios aseguran que en pocos meses, y tras abonar la cantidad pactada, el inmigrante recibe el permiso de residencia y trabajo. Todo es un timo. En la mayoría de los casos, el empresario desaparece tras haber cobrado el primer pago.

“Se ofrece contrato de trabajo”, “tramitamos permisos de trabajo” o “empresario español hace contratos” son algunos de los anuncios que pueden encontrarse en páginas web como loquo. com, nives. es o justlanded. com. En un primer contacto, los estafadores aseguran que el trámite es legal y que el precio fijado es únicamente para cubrir gastos de gestión. Rubén S. C. es un vendedor habitual en los foros de internet. Sólo en uno de sus anuncios, en el que ofrece “contratos y propuestas de trabajo”, pueden leerse comentarios de hasta 22 personas dispuestas a comprar uno. El mismo puede costar desde 2.000 hasta 4.500 euros. Los inmigrantes saben que el procedimiento no es el correcto, pero muchas veces su situación les obliga a confiar en esta vía.

Con la fotocopia del pasaporte, dos fotografías y la firma del contrato que aporta la empresa, Rubén asegura que en cuatro meses el inmigrante que reside en España de forma ilegal puede ingresar de nuevo en nuestro país con la documentación en regla. “Cuando tenga el permiso aceptado tiene que volver a su país”. Para dar credibilidad a su propuesta, envía por e-mail el modelo de contrato que se usará. Ni siquiera es el formulario correcto.

“Hola, Rubén. Te he escrito al e-mail y no recibo respuesta. (…) Me gustaría saber si das la cara o te vas a seguir escondiendo. Esto no hace más que crearme dudas”, escribe un cliente en uno de los foros. No es el único. “Busco a M. L. V. T. porque quiero que me devuelva el dinero que le entregué para que me haga un contrato de trabajo, pero veo que me ha estafado porque cada vez que la llamo no me coge el móvil”.

Los e-mails que envían los empresarios encadenan una mentira tras otra. Rubén asegura que su empresa tiene sede en Andorra y Perpiñán, aunque no existe en el registro. Cuando una inmigrante interesada le pide la dirección, él asegura que no podría acudir, ya que “hay frontera y le haría falta un pase especial”. El empresario apremia a su interlocutora para que acepte la oferta. “Tiene que decidirse ya, puesto que las políticas de inmigración van a cambiar: menos cupo, menos regularizaciones, no reagrupaciones, etcétera”, informa.

Los empresarios ofrecen dos modalidades de contrato: para los que ya viven aquí y para los que quieren venir. Según con quién se contacte, los trámites y el tiempo de espera varían. En lo que todos coinciden es en ofrecer garantías. “Se le enviará una carta declarando el compromiso de contratación (…) firmada por el empresario. Se le adjuntará una fotocopia del documento nacional de identidad del mismo. Y si en cinco meses no viaja [ desde su país a España, con la documentación ya en regla] se le devuelve el dinero íntegro”, explica a La Vanguardia Alicia, una inmigrante peruana que ha contactado con Rubén. “Cuando hagas el primer pago te hago un recibo y te entrego una fotocopia de mi DNI y de mi pasaporte”, asegura Francisco, otro empresario, a una inmigrante que reside en España. Francisco exige 2.500 euros, aunque para la primera parte del trámite sólo pide 500. Él, que se autodefine como “miembro de un grupo de españoles que monta empresas”, asegura que en tan sólo cuatro meses puede entregar un DNI a quien le ha comprado un contrato. “Sólo vendo contratos a inmigrantes ”, insiste por teléfono ante la llamada de un español.

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