El Véneto confía en las promesas de federalismo y seguridad del partido de Bossi
La Liga Norte seduce al nordeste
La Vanguardia, , 27-04-2008MARÍA-PAZ LÓPEZ – Verona. Corresponsal
A través de su red de alcaldes, la Liga Norte ha captado el miedo a la globalización de empresarios y obreros
El viento del norte ha soplado con fuerza sobre la Roma capitolina, embebida en sus partidos nacionales, sorpresa en las generales, y obligándola a mirar hacia arriba en el mapa con estupor y prevención. Esta vez, además, el horizonte del norte es más vasto que nunca; el viento abraza casi todas sus regiones, no sólo la clásica Lombardía, y sopla robusto especialmente en la llanura véneta, en el nordeste. La Liga Norte, partido federalderechista de Umberto Bossi, obtuvo en los comicios de mediados de abril un 8,3% de los votos, lo cual la convierte en tercera fuerza política del país, y en socio decisivo en el futuro gobierno de centroderecha de Silvio Berlusconi.
“Hay tres grandes problemas que los ciudadanos quieren ver resueltos – resume Flavio Tosi, alcalde de Verona, ciudad estelar de la nueva pujanza de la Liga-. Uno es la falta de seguridad ciudadana, sobre todo en las regiones del norte, donde existe una microcriminalidad ligada a la inmigración clandestina. Otro es el frustrado federalismo fiscal, que se traduce en un daño económico y social gravoso. Y luego está la elefantiasis de la estructura burocrática del Estado, que es costosísima y hace la vida imposible al ciudadano y a la empresa”.
En la ciudad de Romeo y Julieta – segunda urbe de la región del Véneto tras la capital, Venecia- se ve a las claras por qué la Liga ha arrasado en estas tierras vénetas, pobladas por pequeños y medianos empresarios hacendosos, asustados por una globalización que quita competitividad a sus productos y les da a cambio inmigrantes clandestinos no siempre bienintencionados. En los dos años que separan las dos últimas elecciones generales, la Liga Véneta – recuérdese que la Liga Norte es un partido federal hecho de ligas regionales- ha pasado del 12% al 26% de votos en Verona ciudad y ha llegado al 33% en su provincia. La Liga, partido territorial propenso a la estridencia – Bossi llamó a “empuñar los fusiles contra la carroña romana”-, ha captado mejor que los partidos nacionales los miedos que atenazan a su ciudadanía, gracias a una red de más de 200 alcaldes que, como Tosi en Verona, administran su feudo con mano dura y sin pelos en la lengua, y a quienes sus vecinos votan en masa.
Es el caso de Giovanna Negro, enfermera de 31 años, recién elegida diputada y alcaldesa de Arcole, una localidad de seis mil almas próxima a Verona, con un 10% de inmigrantes. “En el Ayuntamiento faltan recursos – dice Negro-; tengo que afrontar una deuda del 3% en tasas de basuras impagadas por inmigrantes, y no puedo destinar los fondos sociales a los ancianos necesitados porque en la lista siempre tienen más puntos de prioridad los inmigrantes, que trabajan en negro”.
Los oriundos del lugar suscriben sin ambages esos argumentos. Además, las izquierdas han constatado con dolor que el voto obrero del norte se está inclinando por la Liga. “Los obreros han comprendido que, si no preservamos nuestras pequeñas y medianas empresas, ellos se quedarán sin trabajo, y que la forma de preservarlas es introducir el federalismo fiscal, como dice la Liga”, arguye el economista Matteo Bragantini, de 32 años, secretario provincial del partido en Verona. Con esa nueva clase dirigente joven en la retaguardia, Bossi se dispone a pasarle la factura electoral a Berlusconi, que tendrá en su socio a un hueso duro de roer.
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