M.P.L.
Desde junio del 2007 alcalde de Verona por la Liga Norte, Flavio Tosi, veronés de 38 años, ilustra la preocupación de su partido, a menudo tachado de xenófobo, por la seguridad ciudadana.

Ustedes van al grano.

Los votantes ven que somos pragmáticos y que, en los ayuntamientos en los que gobernamos, afrontamos los problemas de modo concreto.

Les llueven acusaciones de racismo por su gestión de la inmigración clandestina.

Son inconsistentes. En Italia, miles de inmigrantes clandestinos andan sueltos cometiendo delitos y, si son detenidos, no se les expulsa. Gran parte de la magistratura está inclinada hacia la izquierda, así que en ciertos temas tiene un planteamiento ideológico. Quien combate la inmigración clandestina – quizá con un tono un poco encendido, no lo niego- recibe acusaciones de racismo. Pero luego tenemos el respaldo de la población.

Usted ha sido procesado.

Sí, paciencia. He sido procesado por racismo, y condenado en primero y segundo grado, pero luego el Tribunal Supremo anuló todo. Al final, los ciudadanos deciden quién tiene razón. Los veroneses han comprendido que mi batalla no es racista, porque yo no soy racista, sino que defiendo mi tierra de los campamentos ilegales de gitanos, y de los inmigrantes clandestinos que delinquen, es decir, de unas realidades ilícitas e ilegítimas.

¿Qué propugna la Liga Norte en inmigración?

Que el inmigrante entra en el país si tiene trabajo y alojamiento. Si delinque o va a la cárcel, se le expulsa. Y si no tiene trabajo ni casa, no puede quedarse y acabar siendo regularizado sólo por estar ya aquí. Así lo dice la ley vigente, pero no se aplica. Hay que abordar la inmigración sin buenismo y con firmeza. / M. P. L.