Cuentos del mundo

Padres de alumnos de la escuela Juan Delmás de La Peña, donde el 8% de los niños son inmigrantes , narran a los escolares cuentos de sus países de origen

El Correo, MARTA GOIKOETXEA, 25-04-2008

Hay un cuento muy famoso sobre una hormiga trabajadora y una cigarra que no da un palo al agua. A casi todos nos lo contaban de críos para entretenernos y para que tomáramos ejemplo de la hormiga. En Cuba la protagonista de una de esas historietas que se susurran a los niños por la noche es también una hormiguita, pero ésta «es muy retozona y se pasa todo el día jugando». No es que le vaya a quitar el puesto a la que trabajaba tanto, pero sí tendrán que convivir juntas en el imaginario de los más pequeños.

A un puñado de ellos, escolares de la escuela pública Juan Delmás, ubicada en el barrio bilbaíno de La Peña, les enseñaron ayer cuentos de diversos puntos del planeta, en una original apuesta por el acercamiento a otras culturas con las que los niños conviven a diario. En este centro estudian 600 alumnos de los ciclos de Infantil y Primaria. Un 8% procede de familias inmigrantes originarias de dieciséis países distintos. La de los cuentos es una de las actividades programadas en torno a la semana cultural. «Es importante que los niños desde pequeños abran su mente a otras culturas y aprendan a ver la diferencia como valor», explicó la directora del colegio, María Asunción Olano.

El centro, que trabaja en el proyecto educativo ‘Bizi gaitezen elkarrekin’ (Vivamos todos juntos), invitó a los padres y madres de los chiquillos matriculados a acercarse por el aula para contarles cuentos con héroes de África o de más allá del Atlántico.

«Mejorar la relación»

A una hora a la que los niños están bien despiertos, la cubana Flor de Liz Martínez les contaba el relato infantil de la hormiga. Los oyentes, un nutrido grupo de niños de dos años entre los que se encontraba su hija Lorea. A Flor, una alegre joven de 24 años, la recibieron con risas y algún llanto. Ella llegaba «nerviosa», por aquello de la novedad y porque mantener la atención de unos niños tan pequeños no es tarea sencilla. Cuando arrancó con el relato los dejó embelesados, ojipláticos, entregados a los avatares de las hormiguitas y los gallos de la historia. Por un rato Flor volvió a ser la niña a la que contaban el cuento en su Cuba natal. «Me hace mucha ilusión narrar los cuentos que yo he escuchado cuando era pequeña», confesaba exultante la joven, quien valoró que «este tipo de iniciativas sirven también para mejorar las relaciones entre los padres» .

Por la tarde se acercaron al colegio el marroquí Addelghani Gtaib, que narró un cuento árabe, y Generosa Alfaro, madre de dos hijos y natural de Guinea Ecuatorial, que transportó al corazón de África a los alumnos de Primaria. «Han acabado preguntándome cosas sobre mi país», explicaba. Con independencia de que el final fuera más o menos feliz, la iniciativa de los cuentos pasó el aprobado. «Los niños de otros países valoran más su cultura cuando comprueban que son aceptadas por sus compañeros».

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