El Gobierno francés ha sido rotundo: no habrá «ninguna operación de regularización masiva» de inmigrantes. A pesar de enfrentarse a una huelga de cientos de ‘ilegales’ que han puesto en entredicho el nivel de servicios del que tradicionalmente alardea el país galo. Estos ciudadanos que se encuentran en situación irregular tienen paralizado el funcionamiento, sobre todo, de restaurantes – los establecimientos que más se nutren de este tipo de trabajadores – desde el pasado martes.

Precisamente este paro ha sido el que obligó ayer al ministro de Inmigración, Brice Hortefeux, a aparecer en la páginas de ‘Le Figaro’ para explicar que los ‘sin papeles’ que trabajan con contrato pueden someter su expediente a la Administración. Pero nada de regulación en masa.

La única opción para los 800 expedientes presentados es «un examen caso por caso en función de la realidad del contrato de trabajo, de la situación del empleo en un sector en tensión o en un departamento», señaló el ministro. Además, Hortefeux justificó en la entrevista ese tratamiento individualizado con la ley que lleva su nombre y que permite «con carácter excepcional regularizar caso por caso en sectores que tengan grave escasez de mano de obra». Pero también recordó que España e Italia, que procedieron a regularizaciones masivas en el pasado, «han renunciado oficialmente a esa política».

El miembro del Gobierno Sarkozy cuestionó asimismo las cifras que estos últimos días han dado responsables patronales de que 50.000 o incluso 100.000 ‘ilegales’ estarían trabajando en Francia: «No creo que correspondan a la realidad», dijo.