EL PODER DEL ELISEO / El presidente de Francia «comprende» a sus compatriotas decepcionados y reconoce que tiene «parte de responsabilidad» / El 72% de los galos se declara insatisfecho con la gestión de su mandatario

Sarkozy admite sus errores y pide tiempo a los franceses

El Mundo, RUBEN AMON. Corresponsal, 25-04-2008

«Hay que trabajar más para ganar más», es el ‘mandamiento’ que remarca el jefe del Estado en una extensa intervención televisiva Nicolas Sarkozy se encomendó anoche a sus recursos telegénicos para remontar su desprestigio como jefe de Estado. A punto de cumplirse un año de su proclamación (6 de mayo), el presidente naufraga en las encuestas y ha decepcionado a la mayoría de sus compatriotas. Por eso quiso confortarlos anoche. Y convirtió la sala de fiestas de Elíseo en un plató televisivo. Esta vez desprovisto del oropel y del barroquismo. Un cambio de escena a la medida de un cambio de imagen y de actitud.


Empezando por el ejercicio de autocrítica. Sarkozy «comprende» a los franceses que están decepcionados. Admite su «parte de responsabilidad». Reconoce haber cometido «sin duda errores». Y, sobre todo, pide tiempo. Confiando en que se le juzgue no ahora, sino al final del quinquenio.


Es el plazo que requieren las reformas, aunque el presidente justificó ayer que la decepción de estos meses no puede desvincularse de la crisis internacional: petróleo por las nubes, tsunami hipotecario, euro vitaminado.


¿Soluciones? Sarkozy sostiene que el aumento del poder adquisitivo pasa por un cambio de mentalidad: «Hay que trabajar más para ganar más».


El mandamiento con dedicatoria a los franceses desafina con las encuestas que avergüenzan la propia gestión del presidente. De acuerdo con la aparecida ayer en Paris Match, el 72% de los franceses se declara insatisfecho con el trabajo de Sarkozy. Un 62% sostiene que no ha cumplido con sus compromisos, mientras sólo el 42% de sus compatriotas le considera capaz de llevar a cabo las reformas pendientes.


Es el veredicto condenatorio del annus horribilis. Bien porque ha disminuido efectivamente la capacidad adquisitiva de los franceses o bien porque le reprochan a Sarko sus excesos en la vida ¿privada?.


El 80% de los encuestados lamenta el exhibicionismo del jefe del Estado. Un porcentaje rotundo que explica implícitamente las conclusiones de un sondeo más curioso y original publicado en Le Parisien. ¿Cuál de los presidentes ha representado mejor la Francia de su época?


El 88% responde afirmativamente en la casilla de Charles De Gaulle. Le siguen Mitterrand (74% de adhesiones) y George Pompidou (69%). La cuarta plaza corresponde a Chirac (66%), mientras que la quinta va a manos de Giscard D’Estaing. Su porcentaje de consenso (56%) no es demasiado alto, pero supera con creces el 40% de Sarkozy.


La asignación del farolillo rojo no puede sustraerse ni a la idealización del pasado ni al infecundo mesianismo de Sarko. Se diría que el presidente francés ha sido víctima de sus propias expectativas y de la desacralización del cargo elíseo, aunque también influyen en el balance interanual el deterioro de la economía y la arrogancia del jefe del Estado.


Anoche intentaba domarla. Y no era fácil porque tenía delante cinco mosqueteros de la televisión pública y privada francesa. Primero lo trataron con guante blanco y diplomacia. Después lo asediaron verbalmente.


Sarkozy resolvió el combate con cintura. Especialmente cuando le «acusaron» de poner en cuestión la laicidad del Estado y cuando le reprocharon llevar a cabo un tijeretazo en la plantilla de profesores.


«Este país necesita reformas», añadió Sarkozy. «Comprendo la impaciencia. Pero no puede hacerse todo en 10 meses. Tenemos que llevar a cabo los cambios que se han hecho en otros países y que en Francia no se han planteado. Si queremos estar en la primera división, hay que ganarse el puesto. Por eso digo que hay que trabajar».


Una vez asumido el puesto de mister, Nicolas Sarkozy atacó la inmoralidad de un cierto capitalismo, prometió más reglas de control y anunció que van a beneficiarse fiscalmente aquellas empresas francesas que repartan los beneficios con sus propios empleados.


Fue una de las pocas novedades programáticas de la intervención televisiva. Noventa minutos a pecho descubierto que Sarkozy aprovechó para hablar de inmigración – «las regularizaciones masivas son catastróficas» – , para denunciar la subida injustificada de los precios alimenticios y para hablar a su antojo de cuestiones geopolíticas.


El presidente, «en estado de shock por los sucesos del Tíbet», cree al mismo tiempo que es posible un avance democrático de China. Mantiene sus recelos a la entrada de Turquía en la UE. E insiste en que va a hacer todo lo que sea posible para liberar a Ingrid Betancourt.


ECONOMIA


Tras las promesas no hay milagro


Nicolas Sarkozy ha apelado al contexto internacional como una de las razones que explican el deterioro del poder adquisitivo. También ha recordado que la tesorería del Estado estaba vacía y que los controles comunitarios en relación al déficit impiden realizar grandes maniobras. Se antojan excusas y justificaciones de escasa credibilidad, puesto que las promesas de Sarkozy hace un año iban encaminadas al bienestar económico de sus compatriotas.


Ahora les pide paciencia. Y mucha fe: las expectativas de crecimiento económico para 2008 y para 2009 se han replanteado a la baja y la deuda pública se ha disparado, aunque el aspecto más preocupante radica en el descenso del consumo interno.


REFORMAS


Exitos objetivos y récords históricos


No todo son renglones torcidos en el primer año de Sarkozy. Suyo ha sido, por ejemplo, el impulso al minitratado de la UE. Ha cumplido con la reforma de los regímenes especiales de jubilación. Ha puesto en marcha el recorte de la plantilla de funcionarios. Ha bajado el techo máximo de impuestos (50%). También ha avalado con éxito la eliminación de las cargas fiscales en las horas extras e incluso se ha producido bajo su mandato un récord histórico en la tasa de desempleados (7,5%). Exitos objetivos que se añaden a la Ley de autonomía de universidades, el endurecimiento de las condiciones de los delincuentes reincidentes y una reforma institucional que concede desde ahora más poder al Parlamento francés.


INMIGRACION


No a ‘papeles para todos’


La inmigración clandestina está de actualidad por la huelga que han emprendido unos centenares de extranjeros de la región parisina sin documentación en regla. Son una minoría de las decenas de miles de empleados que llevan el peso de la hostelería y la construcción francesas. Razón por la cual el sindicato CGT y distintas asociaciones empresariales han clamado por una amnistía que permita una regularización general. Nicolas Sarkozy no está de acuerdo en las medidas masivas. Y se atiene a cuanto ya había declarado ayer su ministro de Inmigración, Brice Hortefeux, es decir, que los expedientes de los inmigrantes se estudiarán caso por caso. Sarkozy además insiste en que la UE debe tener una política común de inmigración.


POLITICA EXTERIOR


Sintonía europea en los Juegos


Nicolas Sarkozy ha enviado al ex primer ministro Jean – Pierre Raffarin hasta el cuartel de Pekín para aliviar la tensión diplomática entre China y Francia. Están en juego suculentos intereses económicos y estratégicos, aunque cada vez es más fuerte la presión de la opinión pública nacional a favor del boicot de la ceremonia inaugural. El jefe del Estado galo no ha decidido su posición definitiva. Espera que China sea más sensible a la crisis de Tíbet y menos hostil a la figura del Dalai Lama. También pretende alinearse en la decisión que adopten los colegas comunitarios. En este contexto, le aguarda al propio Sarko un papel de árbitro y de negociador, puesto que Francia asume la presidencia de la UE desde el 1 de julio.

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