El precio de defender a los inmigrantes
ABC, 18-04-2008J. V. BOO
WASHINGTON. La mayoría sociológica del país, que era anglosajona y protestante, consideraba que «nuestra fe no era pura, nuestra Iglesia era poco bíblica y nuestra lealtad era dudosa». Los católicos empezaron a dejar de ser «americanos de segunda» cuando John F. Kennedy llegó a la Casa Blanca, pero desde entonces no ha vuelto a haber un presidente católico, y el aprecio social baja de nuevo, pues los católicos vuelven a ser inmigrantes pobres y que todavía no hablan inglés, idioma considerado por muchos como la marca del patriotismo. Los viejos prejuicios anticatólicos de episcopalianos y baptistas renacen ahora por la diversidad cultural y por una cierta xenofobia alimentada por el 11 – S y la caída de la popularidad de EE.UU. en el mundo a raíz de la segunda guerra contra Irak.
El cardenal George explicó al Papa que desde el 2001, «nuestro país atraviesa un gran debate sobre nuestro papel en el mundo. Los intentos de evitar nuevos ataques han traído limitaciones a la libertad sin precedentes en nuestra historia. Ahora hablamos tanto o más de seguridad que de libertad». Además, según el purpurado, «muchos norteamericanos no entienden por qué tantas personas en el mundo nos miran con sospecha, y la ira del momento suele hacer imposible la discusión pública de problemas fundamentales».
La Conferencia Episcopal apoya a los inmigrantes frente a las políticas restrictivas de la Administración Bush, organizando incluso actos frente al muro levantado en parte de la frontera con México. La inmigración es el único tema «político» que el Papa aborda habitualmente. Su primer llamamiento a una actitud más humana de las autoridades – sobre todo en temas de reunificación familiar – tuvo lugar ya durante la conferencia de prensa en el vuelo desde Roma, y fue renovado en el comunicado conjunto del encuentro privado con Bush, que menciona «la necesidad de una política coordinada respecto a los inmigrantes , en especial el tratamiento humano y el bienestar de sus familias».
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