SOS Racismo denuncia la «impunidad» de policías y vigilantes

El Mundo, YASMINA JIMENEZ, 18-04-2008

«M.F., natural de Malí, fue interceptado por una patrulla de la Policía Nacional cuando salía de su casa en Alcalá de Henares para ir a trabajar. Los agentes, después de pedirle la documentación llamándole ‘negro’, le tiraron los papeles al suelo y le pegaron varias patadas cuando él intentó recogerlos». Esta es una de las 76 denuncias de abusos por parte de los cuerpos de seguridad que recibió SOS Racismo durante 2007.


Durante la presentación del informe anual sobre el racismo en España, la organización denunció que un 17% de las quejas interpuestas por los inmigrantes acusaba a miembros de la seguridad pública y privada de malos tratos, abusos de poder o agresiones físicas o verbales con tintes xenófobos.


Javier Ramírez, portavoz de la ONG, hizo hincapié en esta «grave forma de racismo» en el territorio español «amparada por el secretismo y la impunidad». Según Ramírez, estas actuaciones están además potenciadas «por el funcionamiento del sistema judicial y la normativa de extranjería».


Para acabar con este tipo de conductas, SOS Racismo solicita al Gobierno que dote a los cuerpos de seguridad de un código ético adecuado a la realidad que vive actualmente España.


El estudio critica otros síntomas del «racismo institucional y social latente» que padece el país, como el control de fronteras, el triunfo del discurso político xenófobo o la vulneración de derechos, entre otros.


Sin embargo, es el sistema político el que recibe los golpes más fuertes del informe porque, según la organización, «fomenta la discriminación y el miedo a lo diferente».


La situación del inmigrante exige «la derogación de la Ley de Extranjería por sus mecanismos discriminatorios y lesivos de los derechos de los inmigrantes», recomendó Ramírez para intentar dar la vuelta a los datos obtenidos. Solamente durante la legislatura socialista las repatriaciones afectaron a más de 370.000 personas, un 43% más que durante el segundo Gobierno de José María Aznar.


La organización considera que no sólo depende de la política española y europea acabar con la xenofobia. El trabajo pone de manifiesto que el discurso racista está muy presente entre los ciudadanos españoles que, «incluso a través del sentido del humor», manifiestan conductas despectivas hacia los extranjeros.

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