roma. Según la edición en internet del diario La Repubblica, “el verdadero vencedor de estas elecciones” es el líder de la Liga Norte, Umberto Bossi. Con sus 60 diputados el caudillo del norte puede acabar con el Gobierno de Berlusconi cuando le venga en gana. Y no es una posibilidad tan remota. No sería la primera vez que Bossi descabalga del gobierno a su aliado Berlusconi. Un acto que en su día sentó tan mal a Il Cavaliere que llegó a acusarle de “traidor” en televisión.

Para que la historia no vuelva a repetirse, en la primera declaración pública del electo primer ministro aseguró que se había vuelto federalista, en un intento de encauzar a su favor el entusiasmo padano.

Tras conocerse los resultados, Bossi era definido como el ave fénix italiano. Y es que este técnico en electrónica aplicada a la medicina había sido dado por desaparecido del espectro político, tras varias elecciones a la baja y con un delicado estado de salud (en 2004 sufrió un ictus y tuvo que ser relevado).

Su fulgurante remontada del lunes le llevó a obtener más de tres millones de votos a costa de la debacle de los poscomunistas del arco iris, duplicando su presencia en las tradicionales plazas fuertes comunistas de las ciudades industriales del norte

Bossi llega a la capital italiana desarmado, no como había anunciado el pasado año con “300.000 hombres armados preparados a marchar sobre Roma” para liberar al norte de un “Estado delincuente”. Lo hace en paz pero produciendo casi el mismo ruido. “Ahora todo puede cambiar. De ahora en adelante tenemos la fuerza necesaria para imponer las ideas del norte, somos más fuertes que nunca”, declaraba a La Stampa.

De momento, La Liga Norte, el partido que propugna la independencia de la Padania, seguirámanteniendo un grupo propio en el Parlamento, además tendrá dos ministros entre ellos, el de Interior, que ocupará, Roberto Maroni, número dos de ese partido.

Un ministerio que satisface sobre manera al líder del norte, porque si para Bossi el federalismo es su razón, la inmigración es su obsesión. Tanto es así que uno de los máximos dirigentes de la Liga Norte, Roberto Calderoli, llegó a pasearse con un cerdo entre risotadas por el solar donde se iba a construir una mezquita en Bolonia, para dejarlo impuro y evitar las obras. En Treviso, un alcalde de la misma formación propuso «disfrazar a los inmigrantes de liebres para ejercitar a los cazadores», otro alcalde, en Caravaggio, no casa a inmigrantes sin permiso de trabajo… etc.

Pese a todas estas excentricidades, la Liga Norte ha logrado el apoyo de los trabajadores que en su día votaron al Partido Comunista Italiano.

En Venecia la Liga del Norte triplicó sus votos, pasando del 6% en 2006 al 18%. En la poderosa Milán – la gran ciudad tecnológica e industrial italiana, la capital de la Italia europea – la Liga del Norte pasó del 6% al 14%. En Verona la Liga del Norte pasó del 14% al 32%. En Turín – la ciudad de Fiat, ciudad liberal e ilustrada – pasó del 4,4% al 8,6%. E inclusive en Bologna, que supo ser en el siglo XX la capital del comunismo, la Bologna roja, la Liga del Norte pasó del 2,3% al 4,5%.

En sus bastiones del Véneto y la Lombardía, la formación que lidera Bossi superó el 25% de los votos, apuntalando un éxito sin precedentes desde 1996 (10,1%), después de un período de impopularidad que lo hizo caer hasta el 3,9% en los comicios de 2001.

sus frases

“En Roma creen que en el norte somos tontos, que no nos damos cuenta de que sólo pagamos nosotros”

“Si la región de Lombardía cerrase el grifo económico, toda Italia se moriría ahogada en cinco días”

“Deberíamos hundir a cañonazos los barcos de inmigrantes que tratan de llegar a las costas italianas”

umberto bossi

Líder de la Liga Norte