Holanda y el choque de civilizaciones
El Universal, , 13-04-2008Durante siglos y hasta la fecha, Holanda, La Haya o Ámsterdam evocan la democracia, la justicia, la libertad de expresión, de culto y elección sexual. Los Países Bajos encabezaron la lucha para la modernización de la sociedad, pioneros en cuanto al derecho al aborto, consumo de drogas, reconocimiento de los derechos humanos ligados a la homosexualidad y a la prostitución, primer país en el mundo en haber legislado sobre la eutanasia.Sin embargo, desde algunos años, el país parece enarbolar el choque de civilizaciones a nombre de Occidente. La creación de un nuevo partido populista esta semana confirma esta nueva orientación del país. Rita Verdonk, ministra encargada de la inmigración e integración hasta el año pasado, su líder, lo nombró orgullo de los Países Bajos y su programa es clásico: reducción de los programas sociales, restablecimiento de la pena de muerte y sobre todo mayor respeto a los valores nacionales neerlandeses, en particular frente el islam de los inmigrantes.Esta evolución hacia un mayor orgullo nacional y esta hostilidad hacia los inmigrantes, en particular musulmanes, es perceptible en toda Europa, de España a Dinamarca, pasando por los grandes países de la Unión Europea, Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido: todos adoptan medidas restrictivas y de integración cultural obligatoria para los nuevos inmigrantes. La única sorpresa es que sean los Países Bajos, hasta entonces más abiertos, los que encabecen esta evolución.El asesinato del líder populista Pym Fortuyn en 2002 por un fanático de extrema izquierda y sobre todo el del cineasta Theo Van Gogh por un inmigrante islamista marroquí traumaron al país. El hecho de que cualquier político que critique el islam tenga que ser protegido por la policía e incluso salir del país como fue le caso de la diputada Ayaan Irsi indigna a los neerlandeses. Otro líder de un partido populista, Geert Wilders, intenta desde hace varias semanas mostrar una película violentamente antimusulmana y se topa con la censura del gobierno y de los medios de comunicación, que temen una crisis comparable a la de las caricaturas de Mahoma contra Dinamarca.Más fundamentalmente, el cristianismo y el atlantismo profundamente anclados en la mentalidad neerlandesa explican la reacción de los políticos y de los votantes del país europeo. Afortunadamente, la pertenencia al bloque político y económico a la Unión Europea impide una cerrazón demasiado extrema.
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