Los rumanos prefieren Castellón

Más de 500 inmigrantes acuden a la feria de empleo de su país pero descartan regresar porque afirman que las condiciones laborales aún tienen que mejorar

Las Provincias, L. ORTEGA, 13-04-2008

“Pensaba que lo que nos iban a presentar eran ofertas exactas, con contrato, pero sólo hemos encontrado promesas y trabajo bajo condiciones”. Quien lo afirma es Constantin Nieagu, un ciudadano de Rumanía que lleva una década viviendo en España, los últimos años en Castellón, y que ayer acudió a la feria de empleo de este país junto a su esposa con la intención de lograr un puesto laboral. Pero se marchó resignado ante una cita que no era lo que esperaba.

A las diez de la mañana, la Pérgola abrió sus puertas para acoger el encuentro de empresarios y técnicos de Rumanía. En el interior, repartidos en 16 mesas, la agencia de empleo (el Inem de ese país) por un lado, y empresarios por otro, recibían a los compatriotas que ayer se acercaron a las instalaciones del parque Ribalta, más de 500 personas hasta el medio día. El secretario de Estado del Ministerio de Trabajo del país, Akos Derzsi, aseguró en la feria que en total se ofertaban hasta 11.000 puestos laborales, 8.000 de ellos de la agencia nacional de empleo, y la mayoría en la construcción y las telecomunicaciones.

Pero en la práctica, a los emigrantes rumanos lo ofertado no convenció. Como Constantin, muchos otros se quejaron tras pasar por las mesas de que las ofertas eran intangibles, no especificaban el puesto de trabajo ni el sueldo, entre otras cosas. Pese a ello, muchos rellenaron el formulario que el gobierno rumano ha preparado para disponer de una bolsa de empleo en Castellón.

“No es como nos habían dicho”, se quejó otro ciudadano rumano que lleva 10 años en Castellón. “Ahora buscan mano de obra, pero en todo este tiempo no han hecho nada para formarla y no me voy a ir a Rumanía para vivir como un mendigo”, dijo, aunque reconoció que “aquí, en la construcción ya no hay mucho trabajo”.

Elisa, que acudió con su marido, tampoco se marchó convencida. Su pareja pasó por todos los puestos, pero el trabajo no se materializaba en contratos. “De momento no voy a volver, hay que esperar más”, apuntó. Y es que, entre los visitantes a la feria todavía hay resignación por la situación que vive el país. El precio de los bienes de consumo se han multiplicado en los últimos años pero los sueldos no suben, por lo que mantienen la esperanza de que cambie en los próximos años.

“Yo he venido a informarme, pero hay mucha mentira. Sólo quería ver qué ofrecen, pero todavía no hay tanto trabajo como dicen”, afirmó otro ciudadano rumano que acudió con sus dos hijas pequeñas. “Si en Rumanía está creciendo la economía y la industria, también deberían subir los salarios, que de momento no han crecido”, dijo Constantin N.

Frente al recelo de los visitantes, el secretario de Estado del Ministerio de Trabajo aseguró los sueldos de los 11.000 puestos que se ofrecían rondaban entre los 500 y los 600 euros. “Aunque nuestra intención es que lleguemos a los 1.000 o 1.200 euros mensuales”, dijo.


Esperanzados

Los únicos que ayer visitaron la feria con esperanza son aquellos ciudadanos rumanos que están en situación irregular y no encuentran trabajo. Algo previsible para la presidenta de la Asociación de Inmigrantes de los Países del Este de Castellón, Angela Plancsintar, quien reconoció que sólo volverán a su país los que no tengan aquí “absolutamente nada”.

Como Cristina, una joven rumana que contó ayer que tras “tres años en Castellón, sin papeles, no he encontrado trabajo, quiero volver y vengo a ver qué ofrecen, todo depende de lo que me digan aquí”.

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