Catalunya destaca por el peso del colectivo marroquí (20% del total) y los trabajos de economía sumergida
La inmigración extranjera en Catalunya tiene unas características peculiares que difieren de la mayoría de países y regiones de su entorno. El elevado porcentaje de inmigrantes (13,5%) alcanzado en muy pocos años, el peso del colectivo marroquí (20% del total) y el gran número de extranjeros en situación irregular (más del 25%) y con trabajos en la economía sumergida definen un nuevo paisaje social en Catalunya.

Un trabajo comparativo encargado por el Centre d´Estudis de Temes Contemporanis (CETC), quien a su vez lo realiza a petición de la Vicepresidència de la Generalitat, apunta hacia “un modelo singular, limitado en competencias pero sensible a la cohesión social y cultural”. La primera conclusión es que Catalunya lidera los países de la UE en cuanto al número de inmigrantes . La media de las comunidades de habla catalana se sitúa en el 14,4% (Catalunya, 13,5%; Valencia,

14,9% y Baleares, 14,4%), sólo superada por Suiza. Sin embargo, en este último país la mayoría de sus extranjeros proceden de países europeos vecinos. El peso de los extranjeros de la UE de los 15 es elevado también en Baleares (41% del total de extranjeros) y Valencia (33%) y menos en Catalunya, donde predominan los transcontinentales, de África y América. Alfred Bosch, director del CETC, destacó ayer el hecho de que en Catalunya no se han producido conflictos ni corrientes xenófobas. Sin embargo en el informe presentado se señala que ahora el reto es saber si será posible “la inclusión de estos contingentes en una sociedad diversa, productiva y cohesionada” o si, por el contrario, se “producirá una fractura nueva, con una tercera comunidad tendente a la segregación”.

El vicepresidente del Govern, Josep-Lluís Carod-Rovira, que presentó el informe, habló del momento crucial que se vive con la ley de acogida, el despliegue del Estatut y la propuesta de Pacte Nacional per a la Immigració. “Aquí no hay ni guetos ni asimilación, sino un modelo catalán de integración”.

Carod explicitó como características de ese modelo el carácter de Catalunya como sociedad de acogida (que ya se puso de relieve en los años 50 y 60); la implicación de todas las administraciones en el proceso de acogida pese a la falta de competencias; la importancia del ámbito educativo, con la novedosa aportación de las aulas de acogida; y la inexistencia de actitudes xenófobas, más allá de algunas aisladas.

Finalmente, Jordi Sánchez, relator del estudio y director de la Fundació Jaume Bofill, destacó que el fuerte crecimiento de Catalunya ha sido el principal reclamo para la inmigración y a su vez ha servido de motor para la economía. Señaló que hasta un 18% de trabajadores inmigrantes están en la economía sumergida y que con fecha de 1 de enero del 2007 había más de un 25% de población extranjera sin papeles. Por otro lado desmintió que los malos resultados educativos (con referencia al informe PISA) tengan nada que ver con la llegada de inmigrantes a la escuela.