ELECCIONES EN ITALIA / Política migratoria

Viaje al pueblo más xenófobo de Italia

El Mundo, IRENE HDEZ. VELASCO. Enviada especial, 07-04-2008

En Caravaggio, bastión de la Liga Norte, se han aprobado numerosas leyes en contra de los inmigrantes Caravaggio podría ser una de las muchas encantadoras y prósperas localidades del norte de Italia. Tiene un puñado de iglesias, el convento de rigor, la ineludible muralla medieval, la imprescindible plaza mayor, el consabido palacio noble… No le falta siquiera el toque de color: el gran Michelangelo Merisi, más conocido como Caravaggio, nació aquí en 1571, aunque no dejó por estos pagos el más mínimo vestigio de su obra o de su vida. En fin, un pueblecito delicioso.


Sin embargo Caravaggio es el infierno para al menos el 7% de sus 16.600 habitantes, aquellos que son inmigrantes. Probablemente el título de pueblo más racista de Italia corresponda a este bastión de la Liga Norte, un partido que se caracteriza por su xenofobia y sus reivindicaciones federalistas y que atesora cerca de un 5% de los votos de todo el país. «No somos perfectos, pero tenemos a la inmigración controlada», declara orgulloso el alcalde de la villa, Giuseppe Prevedini.


En Caravaggio están prohibidos desde noviembre pasado, por ley, los matrimonios entre inmigrantes ilegales e italianos, una disposición que posteriormente han adoptado otros 150 municipios gobernados por la Liga. Además, sólo los extracomunitarios que demuestren tener unos ingresos superiores a 5.500 euros anuales pueden aspirar a convertirse en residentes de esta ciudad. Y qué decir de los gitanos: una ordenanza municipal establece que tan sólo pueden detenerse en los 42 kilómetros cuadrados que comprende esta ciudad el tiempo justo para cambiar la rueda del coche. «Es decir, un par de minutos y ya», especifica Gianni Testa, concejal de cultura y turismo de Caravaggio.


Aquí también se ríen a mandíbula batiente de la disposición europea que obliga todas las poblaciones con más de 10.000 habitantes a poner a disposición de los gitanos nómadas un terreno en el que poder acampar. «Ni cumplimos esa disposición ni la cumpliremos jamás», advierte sacando pecho el alcalde Giuseppe Prevedini, alias El Sheriff, quien también presume de haber conseguido desbaratar los planes de un grupo de musulmanes locales que pretendían construir una mezquita en el pueblo.


«Habían alquilado un local para uso comercial y descubrimos que en realidad lo utilizaban como lugar de culto. Les paramos los pies y logramos que se trasladaran a Treviglio, una localidad vecina», afirma con visible satisfacción. «Es un hecho que en Italia las mezquitas son utilizadas por activistas terroristas», añade Prevedini, cuyo revólver también luce una muesca por haber impedido a una musulmana salir a la calle vistiendo el burka. «Acompañaba a los niños al colegio vestida de esa facha y asustaba a los críos», sentencia.


«No es justo. Deberíamos ser todos iguales. Pero aquí hay unas leyes para los inmigrantes y otras para la población local», se queja Florian Vasile, un rumano de 22 años que lleva cinco en Italia y que trabaja como soldador. «Yo, en cuanto pueda, me vuelvo a Rumanía».


Caravaggio, como otros muchos pueblos del próspero norte de Italia, ha experimentado en los últimos años la llegada de multitud de inmigrantes, sobre todo de origen magrebí, muchos de los cuales trabajan como mano de obra barata en la industria metalúrgica y de manufacturación de la zona. «Pero los inmigrantes han traído muchos problemas, porque por uno bueno que llega vienen dos malos. Y la gente tiene miedo», indica el concejal Testa. «La prueba es que el 40% de la población carcelaria italiana es extranjera», apostilla Luca Botti, el consejero de seguridad. «Aquí antes se vivía tranquilo, ahora para irte de vacaciones te tienes que poner de acuerdo con los vecinos porque si nos vamos todos a la vez nos desvalijan la casa», dictamina. Y eso que, en plan western, las calles de Caravaggio son patrulladas por rondas de vigilantes integradas por policías jubilados y ex combatientes. Además, 80 cámaras vigilan todos los rincones de esta ciudad.


En las pasadas elecciones la Liga Norte arrasó por estas tierras, obteniendo el 64% de los votos. Y se espera que en los próximos comicios generales del 13 y el 14 vuelva a ganar por goleada, dando al partido de Berlusconi unos votos que pueden resultarle vitales. Pero, a cambio, Il Cavaliere tendrá que tragar con la durísima política inmigratoria de la Liga. Por ejemplo, cuando hace unos días Berlusconi se descolgó con la posibilidad de que si salía vencedor su Gobierno podría estudiar dar el voto a los inmigrantes, en seguida todos los mandamases de la Liga se le echaron encima. «Hemos pactado un programa y éste no dice nada de extravagancias como dar el voto a los inmigrantes», declaraba Roberto Calderoli.


En cambio, el programa de Il Cavaliere sí que habla de acabar con los campamentos de gitanos y de expulsar del país a todos lo que estén en situación clandestina o no tengan medios de subsistencia. Y también de promover una iniciativa europea contra nuevas regularizaciones masivas de inmigrantes y de abrir más centros de detención para clandestinos.

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