Incluso con la crisis económica más severa harán falta más trabajadores de otros países, dicen los empresarios, que piden otra Ley de Extranjería Cuando vienen las vacas flacas, todos quieren librarse de los inmigrantes. Pero la mano de obra extranjera será imprescindible en España durante la desaceleración económica. Los propios empresarios acaban de vaticinar que, incluso con la peor de las crisis posibles, harán falta 157.000 nuevos trabajadores no españoles cada año, de aquí a 2020.

En otras palabras, se necesitarán más de dos millones de inmigrantes adicionales durante este periodo por la sencilla razón de que se va a producir «una transformación radical» de la población española: habrá muy pocos jóvenes y muchos viejos, y ellos solos no van a poder sostener el mercado laboral.

Este es el pronóstico del Grupo de Reflexión y Propuestas sobre Empresa e Inmigración, un think tank de catedráticos, empresarios y ex políticos que ayer se presentó en sociedad, amparado por las principales compañías, entidades bancarias y multinacionales españolas. Esta agrupación ya ha pedido cita en La Moncloa y en las sedes de todos los partidos para convencerles de que la inmigración es una oportunidad y no un obstáculo para la economía.

«El inicio de la legislatura es un muy buen momento para hacerlo, porque ahora todo está más tranquilo», comentaba ayer Francisco Abad, director general de Empresa y Sociedad (la fundación de la que ha surgido el grupo), mientras desvelaba alguna de las ideas que van a proponerle a José Luis Rodríguez Zapatero y a Mariano Rajoy.

Pedirán, entre otras cosas, «un nuevo modelo migratorio, que regule los flujos de otra forma». «Queremos que la Ley de Extranjería supere el mero concepto de extranjería y se convierta en la Ley de Inmigración; que esta norma dificulte las entradas ilegales y agilice las legales, que valore cuántos vienen y qué cualificación tienen, que fomente la integración», explicaba el ex político (y ministro de Trabajo con el Gobierno del PP) Manuel Pimentel.

Asimismo, demandarán reformas legales y económicas para que sea más fácil fichar a los cerebros en sus países de origen – «Ahora es muy complicado», se quejaba el ex rector de la Universidad Complutense Rafael Puyol – y para que los inmigrantes puedan disfrutar de más servicios y derechos. Reclaman, entre otros derechos, el subsidio de desempleo para todos, regulares y sin papeles.

«No hay que olvidar que los inmigrantes contribuyen mucho a los ingresos del país, pero, a cambio, apenas se benefician de las pensiones y hacen un uso muy bajo de la sanidad y de la educación pública», sostenía Josep Oliver, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Oliver recordaba que, en 2005, los extranjeros generaron un superávit de unos 5.000 millones de euros en las cuentas públicas, el 0,5% del PIB, la mitad del total de las administraciones públicas. «No se puede entender el crecimiento económico sin la contribución de los inmigrantes», insistía.

El fenómeno migratorio ha cambiado mucho desde finales de los 90 – cuando los no nacidos aquí ocupaban puestos de baja cualificación y de espaldas al público – hasta ahora, cuando son necesarios para cubrir las plazas vacías que existen en enfermería, medicina y tecnologías de la información.

Pero, ¿qué opinan estos expertos del riesgo de descapitalizar a los países en donde encuentran a sus talentos? «No creo que se trate de robarle a nadie nada», respondía Miguel Angel García, director general de Recursos Humanos del Grupo Vips. «Es probable que todos salgamos beneficiados si trabajamos juntos. Además, si hay 1.000 personas que se van a España, eso equivale a 1.000 puestos de trabajo que se quedan libres».

LAS PREVISIONES

Menos empleo joven: en 2020, la población española de entre 16 y 39 años bajará de 15,8 a 11 millones y la de entre 40 y 64 años subirá de 13,4 a 17 millones. Actualmente hay la mitad de jóvenes que hace cinco lustros.

Menos cualificados: de aquí a 2015 las universidades españolas van a perder más de 300.000 estudiantes nativos. Habrá que traer a licenciados de fuera.

De la construcción a las otras actividades: 655.000 inmigrantes trabajan hoy en las obras. Los expertos creen que los desocupados en este área se pasarán sin problemas al sector de los servicios. Este año se crearán 400.000 nuevos empleos.

Más fichajes: De aquí a 2020 se necesitarán entre 3.822.000 y 9.176.000 nuevos trabajadores extranjeros. Si la crisis económica es severa, harán falta dos millones. Más de la mitad del empleo que se crea en la actualidad es inmigrante.