Una capital cada vez menos belga

El Periodico, ELISEO Oliveras, 01-04-2008

Bruselas, capital administrativa de Europa y capital de un país fragmentado, es ella misma también una ciudad fragmentada. No solo está dividida en 19 municipios distintos, sino que en su interior alberga diferentes ciudades étnicas, como consecuencia de una enorme concentración de inmigrantes en las mismas zonas. El número de personas de origen extranjero que habitan en la capital de Bélgica es tan elevado que uno de cada dos nacimientos que se producen en Bruselas es fruto de una madre extranjera, según acaba de revelar el último informe del Observatorio de la Salud y lo Social. Esa destacada presencia extranjera ha colocado la tasa de natalidad de la capital belga en el 1,59%, un 50% por encima de la de Flandes y un 40% más alta que en Valonia.
La comunidad magrebí es la que crece con mayor rapidez y visibilidad, desde la estación de Midi hacia el centro de Bruselas, dominando el municipio de Molenbeek al otro lado del canal y con una fuerte implantación en Schaerbeek y Saint – Josse. Las calles de estas zonas son una sucesión de comercios, restaurantes, salones de té y librerías con sus rótulos en árabe.
Bélgica cuenta con unos 265.000 marroquís inmigrantes oficiales, la mayor parte de los cuales reside en la capital, pero esta cifra no incluye a sus hijos nacidos en Bélgica y que se han convertido en belgas. Además, el 70% de los inmigrantes marroquís se nacionalizan belgas, por lo que el sociólogo Jan Hertogen pronostica que antes de diez años habrá numerosos alcaldes de origen marroquí en Bélgica. Esto, sumado a que ya el 33% de la población de la capital belga es musulmana y que ese porcentaje crece de forma vertiginosa, tendrá enormes repercusiones políticas a medio plazo.
Los inmigrantes turcos, la tercera comunidad extranjera más importante de Bélgica, registra una notable concentración en la capital en una zona a caballo entre los municipios de Schaerbeek y Saint – Josse, que se conoce precisamente como la Pequeña Turquía. Las tensiones políticas de su país a veces se trasladan de forma agresiva a las calles de Bruselas contra los residentes limítrofes de origen kurdo o armenio. El último de estos estallidos se produjo el pasado octubre, con una violenta manifestación contra el Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK) que se saldó con más de 90 detenidos.
La población de origen congoleño y de los países africanos vecinos tiene en Matonge el barrio de referencia y el punto de encuentro, con sus comercios de productos exóticos, sus tiendas de ropa colorista, sus peluquerías especializadas y sus cafés y restaurantes afros. Situado en Ixelles, en el centro de la capital, junto a la Porte de Namur, su denominación popular evoca un barrio del mismo nombre de Kinshasa.
La concentración de inmigrantes de diferentes continentes acentúa el carácter multicultural de Bruselas, pero el bajo nivel de ingresos de esa población agrava sus ya profundas desigualdades sociales. No solo la capital belga se distingue por una tasa de paro del 20%, sino que también concentra cuatro de los cinco municipios del país con menor nivel de ingresos por habitante.

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