En respuesta a Tahar ben Jelloun

La Vanguardia, Pilar Rahola, 01-04-2008

Si empiezo así mi respuesta crítica al artículo titulado “Miedo al islam” que Tahar ben Jelloun publicó el sábado en La Vanguardia, no es por falta de argumentos propios, sino para situar en su justo lugar las cosas. La denuncia contra el islam fundamentalista no emana del miedo patológico de Occidente hacia los musulmanes, sino de hechos, discursos y, desgraciadamente, tragedias reales que el propio islam está proyectando al mundo. Es una crítica, por tanto, que nace del compromiso con la libertad, y ese compromiso lo asumen, con alto riesgo para sus vidas, muchos intelectuales musulmanes que han dichodefinitivamente basta. A menudo sin otro apoyo que su innata valentía, abandonados a una soledad inmoral por parte de sus colegas escritores. No me vale, por tanto, el simplismo de considerar que los occidentales tenemos miedo al islam, como si fuera ello fruto de una ignorancia supina, una maldad endémica o, directamente, un prejuicio.

Por supuesto, hay críticas que nacen del prejuicio, y no seré yo quien niegue la existencia de la islamofobia, como existe el racismo. Pero, estimado Tahar ben Jelloun, ¿no hay motivos para temer al islamismo? ¿Se inventa Geet Wilders las citas, las llamadas a la yihad de líderes islámicos, las imágenes de los sangrantes atentados que, en nombre del islam, se han perpetrado? No, y ese es el drama, que el material para el odio no se lo inventa un líder de extrema derecha, sino que emana del propio cuerpo social y político del mundo islámico. Por supuesto, el diputado lo utiliza perversamente, porque mezcla religión con ideología, en un tótum revolútum intrínsecamente malvado. Pero el problema es anterior incluso a sus malas intenciones. El problema del mundo, si me permite, no es Geet Wilders, sino el inequívoco acoso a la libertad que la ideología fundamentalista ejerce, con notable eficacia, en todos los lugares donde consigue influencia.

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