GERALD ASAMOAH, JUGADOR DEL SCHALKE 04, FUE EL PRIMER AFRICANO EN DEBUTAR CON LA SELECCION ALEMANA – SUFRE UN PROBLEMA CARDIACO QUE NO LE HA IMPEDIDO JUGAR AL MAXIMO NIVEL Ghanés de nacimiento y alemán de adopción, Gerald Asamoah (Mampong, 1978) es un ejemplo de superación constante, una clara demostración de que para llegar a jugar al máximo nivel no todo es un camino de rosas. Convertido en uno de los grandes ídolos de la afición del Schalke 04, el próximo rival del Barcelona en los cuartos de final de la Liga de Campeones, Asamoah ha tenido que superar una carrera llena de obstáculos para disfrutar de las mieles del éxito.

Todo empezó en las improvisadas y polvorientas canchas de fútbol de su ciudad natal. Con tan sólo cinco años, el pequeño Gerald empezó a jugar descalzo dando patadas a un balón hecho con bolsas de plástico. Por aquel entonces, sus padres habían emigrado a Alemania dejando a su hijo a cargo de su abuela y una tía. Posteriormente, entró a estudiar en un internado de su país, aunque nunca dejó de practicar su gran pasión. Sin embargo, su madre se opuso ferozmente a que siguiera jugando a fútbol después de que un día le viera las piernas marcadas de los golpes que había recibido.

Pero la ilusión de Asamoah pudo más que los deseos de su madre.Con 12 años emigró con sus padres a Alemania para iniciar una carrera fulgurante. Sus inicios fueron en Hannover, donde entró por primera vez en contacto con el fútbol profesional. En esta ciudad del norte de Alemania obtuvo su primer contrato como aficionado para jugar en las filas del Hannover 96 y de aquí pasó al primer equipo, que por aquel entonces militaba en Segunda División.

Tras conseguir el ansiado ascenso, la vida de Asamoah dio un vuelco inesperado. Después de disputar un partido, el jugador se desplomó en el suelo. Le diagnosticaron un agrandamiento raro del corazón y los médicos le recomendaron que no jugara más.Pero en vez de resignarse a su suerte, decidió viajar a Estados Unidos, donde varios expertos le confirmaron que podía seguir jugando, aunque con un mínimo riesgo de tan sólo un uno por ciento.Eso sí, es imprescindible que cerca del terreno de juego haya un desfibrilador en caso de emergencia.

Pasado el susto, Asamoah se reincorporó a los entrenamientos de su equipo sin ningún tipo de secuelas, hasta que en 1999 le llegó la oportunidad de dar el salto a un club con aspiraciones.El Schalke 04, uno de los históricos de la Bundesliga, pero sin un gran palmarés a sus espaldas, no titubeó en hacerse con sus servicios a pesar del riesgo cardíaco de un jugador de tan sólo 24 años. Con su fichaje por el equipo de Gelsenkirchen empezó un ascenso vertiginoso en su carrera como futbolista, proclamándose campeón de la Copa alemana dos años consecutivos (2001 y 2002).

Fruto de sus buenas actuaciones con el Schalke, el seleccionador alemán de aquella época, Jürgen Klinsmann, se fijó en aquella fuerza de la naturaleza para llevárselo a la Mannschaft. Para Asamoah no fue nada fácil decidirse entre Ghana y Alemania. Animado por su padre, viajó a su país natal para disputar un amistoso, pero finalmente no estuvo ni en el banquillo. Poco después, le llegó la llamada de Alemania y no se lo pensó. En un hito sin precedentes, Asamoah se convirtió en el primer jugador de raza negra en vestir la camiseta del combinado germano. Fue en mayo del 2001 y lo hizo de la manera soñada, marcando.

Pero cinco años después de su histórico debut, Asamoah tuvo que vivir la cara más amarga del fútbol. El que fuera el ídolo negro del fútbol alemán se convirtió de la noche a la mañana en el blanco de insultos racistas por parte de grupos de ultraderecha, que iniciaron una campaña para boicotear su presencia en el Mundial de 2006. Incluso en un partido ante el Hansa Rostock, la afición rival se burló de él imitando el sonido de un macaco. Tras los incidentes, amenazó con dejar el combinado nacional. Sin embargo, la ilusión se ha impuesto a la sinrazón. Ahora, el Barça acecha en el horizonte.