ALARMA / SE DISPARAN LOS CASOS

TUBERCULOSO EN BUSCA Y CAPTURA

El Mundo, JUAN CARLOS DE LA CAL, 30-03-2008

AUNQUE SANIDAD no lo reconoce, la tuberculosis se está convirtiendo en un problema en España. Cataluña ha creado una unidad para controlar estos enfermos. Muchos son inmigrantes. Se calcula que 200 «bombas» andan sueltas Le bautizaron como el abogado del diablo. Y aunque no fuese para tanto, la luna de miel del letrado estadounidense Andrew Speaker provocó la misma alerta sanitaria mundial que una amenaza terrorista de Al Qaeda.


Hace unos meses, tomó un vuelo desde Atlanta a París para casarse y luego realizó un tour en aviones comerciales por las principales capitales europeas. Ya sabía que tenía tuberculosis, pero no que su cepa era multirresistente a los antibióticos actuales y muy contagiosa, lo que le convertía en una bomba volante.


De vuelta a casa fue internado urgentemente en la sala de cuarentena de un hospital mientras que las autoridades buscaban a sus compañeros de asiento en esos vuelos para evitar que el bacilo se extendiera.


Más o menos en la misma época, el ucraniano Mihail llegó a Madrid tras atravesar toda Europa en autobuses de línea regular. Toxicómano allí, no tardó en quedar atrapado en los círculos marginales de la ciudad. Dormía en el metro, comía en los albergues y recibía metadona en los dispositivos ambulantes del Ayuntamiento. En uno de ellos, el Madroño, de la ONG Madrid Positivo, se sometió a la prueba de la tuberculina. Dio positiva – ya lo sabía – pero de un tipo multirresistente muy similar al del abogado norteamericano.


Los médicos le internaron en una habitación especial del Hospital Gregorio Marañón – bautizada como la corchera – durante un mes. Fue dado de alta y desapareció del mapa. Nunca volvió para seguir su tratamiento. Las dos posibilidades que barajan los galenos es que Mihail esté ya muerto o que continúe contagiando a otras personas.


Los dos casos ilustran la realidad de la enfermedad más antigua – Nefertiti murió de tuberculosis – que afecta a la especie humana. Un tercio de la población mundial es portadora de ella aunque sólo el 10% la desarrollará algún día. Y la mayoría será como el pobre Mihail: inmigrantes hacinados, toxicómanos con el VIH, marginados hambrientos, excluidos… Por algo la llaman la enfermedad de la injusticia.


El pasado lunes se celebró el Día Mundial de la Tuberculosis con un dato preocupante: está repuntando en España – con una media de 18,3 casos por 100.000 habitantes – , quintuplicando los índices de Holanda y triplicando los de Francia. Aunque los casos notificados no llegan a 6.000, el peligro está en los que no se avisan, casi la tercera parte. La alarma se extiende con noticias que avisan de contagios producidos en colegios o familias por cuidadoras sin control médico.


COMO EN AFRICA


Gracias a dispositivos como el del Madroño – pioneros en el uso de la prueba rápida de la tuberculina – , es posible detectar a esos tuberculosos peregrinos que escapan al control de las estadísticas. Basta con analizarlas para entender lo que se mueve en el submundo de Madrid: el año pasado se detectaron 50 casos positivos sobre 2.000 intervenciones, un porcentaje similar al de Suazilandia.


La mitad de los casos se dan en inmigrantes, sobre todo entre los procedentes de los países del Este de Europa y el Africa subsahariana. «Lo que no quiere decir que la traigan con ellos porque muchos se contagian aquí por las penosas condiciones en las que viven. Los médicos hemos bajado la guardia y tenemos que reaccionar. Pero es imposible controlar las fronteras de un país con 60 millones de entradas al año. Por eso es importante meter a los inmigrantes en el sistema sanitario», asegura el doctor Pedro Caba, ex vicepresidente de la Organización Mundial de la Salud, OMS.


El Ministerio de Sanidad quita hierro al problema asegurando que la situación está bajo control, a la vez que ha aprovechado la fecha para lanzar un Plan de Prevención destinado a buscar casos entre los grupos de riesgo, entre ellos los inmigrantes. Sin embargo, esa tranquilidad no se refleja entre los encargados de aplicar estos planes en las trincheras de nuestra sociedad.


«El sistema sanitario está desbordado y la falta de control epidemiológico sobre la población marginal es evidente. Hay que reforzar los protocolos de adherencia para que los enfermos no abandonen los programas», asegura Jorge Gutiérrez, presidente de Madrid Positivo.


Los expertos calculan que ahora mismo hay unos 200 mihailes vagando por España. El peligro que suponen para el resto de la población es evidente. En Cataluña, la Generalitat se ha visto obligada a tomar medidas y ha montado unos equipos formados por enfermeros y guardias urbanos que van a buscar a sus casas a los rebeldes diagnosticados con tuberculosis multirresistentes, el 2% del total. Si no cumplen con el tratamiento serán denunciados por un delito contra la Salud Pública. Ya hay cinco casos. Uno de ellos eludió la vigilancia policial y está en busca y captura.


Cansancio, pérdida de apetito, tos intensa, esputos con sangre… Los síntomas de la enfermedad y su transmisión, a través del aire, han sido ampliamente descritos. «Pero la verdadera causa sigue siendo la injusticia social», asegura Francisco Javier García, médico de la Sociedad Española de Neumología, que ha declarado este año como el de la tuberculosis y solidaridad. «Si no cambiamos la actitud», añade, «va a ser muy difícil que, como quiere la OMS, para 2050 la tuberculosis se erradique de la faz de la Tierra».

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