Elena Rodríguez, catedrática de salud comunitaria
"Las quejas de que los extranjeros abusan del sistema sanitario son infundadas"
Deia, , 29-03-2008bilbao. ¿Existe igualdad en el trato entre médico y paciente inmigrante?
Eso es muy personal. En principio lo que se tiene que tener claro es que la salud es un derecho fundamental y que toda persona que tiene su TIS, debe ser atendida con los mismos derechos y en las mismas condiciones que cualquier ciudadano. La variabilidad dentro de los profesionales sanitarios es como la de las personas. Habrá gente encantadora que se esfuerce y otros que se esfuercen menos.
¿Son diferentes las costumbres en los tratamientos de otros países con respecto a los que se practican aquí?
La población inmigrante acude al servicio sanitario cuando ya no le queda más remedio. Fundamentalmente porque tiene que pedir horas libres en el trabajo y los horarios laborales de esta población suelen ser bastante más largos que los nuestros, suelen ser trabajadors sin contrato… Así que por cuestiones laborales acuden al médico en el último momento, cuando ya no pueden más.
¿Y supone un mayor problema el hecho de que esperen a tener la enfermedad más avanzada?
En principio sí… Porque si tienes una enfermedad transmisible, cuanto antes se diagnostique antes es tratada y antes evitas su contagio, pero eso ocurre como en todas las sociedades. Evidentemente si vas al final, el riesgo de contagio a la gente de tu entorno va a ser mayor. Por eso es también muy importante que se hagan programas de formación a formadores.
El estudio revela que las latinoamericanas tienen unos índices de salud muy bajos. ¿A qué se debe?
Ese dato se refiere a los hombres latinoamericanos. Nosotros interpretamos que se debe a la diferencia en las relaciones de género que se establecen en esos países y como primera razón es que esas mujeres han dejado a sus hijos en sus lugares de origen, y eso hace que toda la salud percibida la tengan peor. Encima están aquí cuidando niños ajenos y ancianos, cuando ellas tienen a sus familias en sus países de origen. Eso hace que psicológicamente se perciban peor de lo que se corresponde con tu situación real.
¿Suelen arrastrar enfermedades que padecían en sus países de origen?
No está demostrado todavía. Pueden aparecer casos de enfermedades parasitarias de los países de origen pero son enfermedades leves y no contagiosas que con tratamientos adecuados se resuelven adecuadamente.
Existe la percepción de muchos bilbainos de que el inmigrante va demasiado al médico. ¿Es eso cierto?
Dicen que colapsan el sistema, pero no es cierto. Según el trabajo que hemos realizado, el porcentaje de utilización es menor que el de los autóctonos. También es verdad que la población autóctona es más vieja y la inmigrante es más joven con lo cual tienen que acudir menos al médico.
¿Gozamos en Euskadi de un buen sistema sanitario para los foráneos?
Tenemos un buen sistema sanitario pero la inmigración le ha venido de golpe. El departamento de Sanidad del Gobierno vasco, en su esfuerzo por acoplarse a la nueva realidad, está un poco atrasado respecto por ejemplo a los catalanes que llevan años con población inmigrante.
¿Qué problemas puede acarrear esto a largo plazo?
En principio no creo que tenga mayor impacto porque ese sistema se financia de impuestos y si la gente los paga, teóricamente aumentará el presupuesto de ese departamento. La media de edad de población inmigrada es de 27-28 años, lo que quiere decir que en el caso de que podamos plantearnos algún problema, estamos hablando de a más treinta años vista. Será entonces cuando empiecen a surgir los enfermos crónicos. Por el momento, las quejas de los vascos de que son muchos los inmigrantes que abusan del sistema sanitario son infundadas.
¿Cuáles son las quejas más habituales entre los vascos con respecto a este tema?
Son las de siempre. Que son muchos, que nos van a dejar sin sistema, que abusan… Por el contrario, los inmigrantes valoran muy positivamente el sistema sanitario, están muy satisfechos y un porcentaje muy alto considera que habría que pagar por acudir al médico. Entre sus protestas está la dificultad que tienen para expresarse, y la población magrebí es la que se siente más rechazada. La población negra detecta que el médico no está familiarizado con las enfermedades tropicales, porque en las facultades no se estudia y tampoco está previsto que se vaya a incluir.
“Un porcentaje muy alto de inmigrantes considera que habría que pagar por acudir al médico”
“Por cuestiones laborales acuden al médico en el último momento, cuando ya no pueden más”
(Puede haber caducado)