La impunidad de la calle
La Asociación Mujer Emancipada presentó ayer los dos módulos de atención a las prostitutas del Guadalhorce, uno de cuyos objetivos es promover medidas para que las inmigrantes que sufren violencia puedan denunciar sin miedo
Diario Sur,
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29-03-2008
ES difícil hablar con una mujer que ejerza la prostitución en la calle y que no asegure haber sufrido algún tipo de agresión sin haber podido hacer nada ni para evitarlo ni para exigir la persecución del delito. Robos, palizas, insultos y hasta violaciones jalonan sus historias de calle, en las que la impunidad de los agresores es, en muchos casos, la única respuesta obtenida, aún más si la víctima es una inmigrante irregular que teme ser expulsada si acude a una comisaría a denunciar.
Sin papeles está la gran mayoría de las más de 300 mujeres que ejercen en el Polígono del Guadalhorce, donde ayer se presentaron, bajo el nombre Centro Federica Montseny, los dos módulos que la asociación Mujer Emancipada ha instalado para la atención directa a las prostitutas que ejercen allí, y que están financiados por la Delegación de Igualdad y Bienestar Social, y por las áreas de la Mujer y de Bienestar Social del Ayuntamiento de Málaga.
Desde que el lunes empezaron a funcionar estas dos casetas, que suman una superficie de unos 60 metros útiles, han pasado por ellas más de 60 mujeres, especialmente por el módulo en el que se les ofrece un espacio para descansar un rato, resguardase del frío, tomar un café y charlar. Y de nuevo en sus conversaciones han aparecido las numerosas agresiones de las que son objeto. Para los responsables de Mujer Emancipada, que trabajan desde hace años en el campo de la prostitución, estas referencias no son nuevas, y por eso, uno de los primeros objetivos que se han marcado es conseguir acuerdos para establecer medidas que permitan a estas mujeres, especialmente a las inmigrantes, denunciar la violencia que sufren sin que se enfrenten a un expediente de expulsión: «Queremos mantener un encuentro con la Fiscalía, para plantear que si estas mujeres son víctimas de algún delito no puedan ser expulsadas, lo que supone para ellas una doble victimización. Queremos que se establezca un protocolo para que puedan denunciar sin miedo. Si fuera necesario, nosotros las acompañaríamos», explica Juan José Calderón, psicólogo de la asociación.
Exponen sus vidas
Su presidenta, Beatriz González, recordó ayer que detrás de estas mujeres, que día a día recorren a pie los kilómetros de los polígonos, hay menores de edad, madres con hijos pequeños a su cargo, inmigrantes en situación irregular; todas a merced de las inclemencias del tiempo, «y que exponen sus vidas a cambio de un puñado de euros que para nada resultan fáciles de ganar».
A estas mujeres van dirigidos el programa que se desarrolla en los módulos, en un horario de 17,00 a 21,00 horas. Además de un lugar de encuentro, se contempla una atención individualizada a las mujeres que lo pidan por parte de una psicóloga y una trabajadora social, acompañamiento para acercarlas a los recursos sociosanitarios y talleres de idioma, educación de género y prevención de VIH.
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