MUNDO
El eje «formidable» Londres-París
Brown y Sarkozy sellan una ambiciosa alianza que incluye la cooperación militar y una decidida apuesta por el desarrollo de la energía nuclear en ambos países
El Correo,
28-03-2008
Gordon Brown y Nicolas Sarkozy sellaron ayer un pacto de hermanos, una «alianza formidable», en palabras del primer ministro británico. Con el compromiso de que afrontarán unidos los «principales retos que presenta el siglo XXI» acordaron una colaboración estrecha en cinco grandes temas: las políticas económicas, la lucha contra el cambio climático y por ende la expansión de la energía nuclear, los controles a la inmigración ilegal, la reforma de las instituciones internacionales y la capacidad defensiva de Europa. Ambos mandatarios se reunirán mensualmente para dar cuerpo a medidas concretas que cimenten esta nueva relación de «hermandad».
El presidente francés llegó a Londres con los brazos abiertos, desplegando sus mejores dotes de conquista y los británicos se han dejado seducir. Todo fueron risas, abrazos, besos. Una bella luna de miel que, según afirmaron ambos dirigentes, será duradera. «Esto es más serio que un simple ‘affaire’ de una noche, compartiremos también el desayuno del día siguiente», aclaró con ironía Sarkozy cuando se le preguntó en rueda de prensa por sus «verdaderas intenciones».
Tras la cumbre celebrada en el estadio del Arsenal, difundieron un comunicado conjunto. En materia económica, se mostraron decididos a cooperar para atajar la actual crisis financiera e impedir nuevos ‘baches’. Abogaron por una «mayor transparencia en los mercados financieros» que permita asegurar que los bancos revelan completamente la escala de sus deudas. Mencionaron, además, la necesidad de reformar el Fondo Monetario Internacional (FMI), para que pueda «proporcionar un sistema de alerta temprana creíble y autoritario para la economía mundial y el sistema financiero».
Otros de los grandes y esperados temas abordados fue el desarrollo de la energía nuclear. Una apuesta conjunta con la que combatir el cambio climático y la dependencia de los combustibles fósiles. Se comprometieron a colaborar para incrementar la «eficiencia y efectividad de los proyectos nucleares». Trabajarán juntos en cuestiones relacionadas con la seguridad y gestión de los residuos radiactivos e intercambiarán personal cualificado.
De este punto, Brown se sentía especialmente satisfecho. El ‘premier’ británico buscaba la cooperación de Sarkozy para llevar a cabo un ambicioso plan destinado a construir una nueva generación de centrales. Este controvertido proyecto fue aprobado recientemente en el Parlamento, pero necesitaba la experiencia y conocimiento de Francia en la materia para desarrollarlo. Ambos dirigentes promoverán el uso de la tecnología atómica en el resto del mundo, exportándola a otros países.
Control de la inmigración
El primer ministro británico también buscaba un acuerdo en inmigración. Y lo consiguió. Los dos dirigentes pactaron medidas para controlar la llegada de ilegales. Se acordó reforzar la «seguridad y calidad de los controles» en Calais. Desarrollarán un nuevo sistema que les permita un mayor control de los vehículos que crucen el canal de la Mancha, así como la identificación de sus ocupantes.
Sarkozy, por su parte, buscaba la cooperación de Brown para incrementar la capacidad defensiva dentro de la OTAN. En este sentido pactaron una «estrategia industrial unitaria para el desarrollo de material armamentístico». El líder francés había condicionado su reintegración como miembro de pleno derecho en la estructura militar de la Alianza a este compromiso de Reino Unido de trabajar por una Europa más fuerte.
Las intenciones proatlantistas de Sarkozy suponen un vuelco radical en las relaciones de Francia con EE UU, tradicionalmente maltrechas. Brown dejó claro este punto. «Los dos países estamos a favor de una fuerte relación con nuestros compañeros americanos», dijo el ‘premier’ británico, quien también expresó que tanto Francia como Alemania comparten una misma visión para el futuro de Europa.
Brown y Sarkozy propondrán una reforma del G – 8 para que incluya «nuevas potencias» y represente con mayor fidelidad la realidad del mundo actual. «Debemos asegurarnos de que nuevos actores asumen responsabilidades comunes en las cuestiones globales», recogía el comunicado conjunto.
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