«Te quemo la casa o te mato», fueron las palabras que rompieron el silencio de la noche en el barrio de Los Pozuelos, en Santiago de la Ribera, hacia las 23 horas del martes. Apenas dejó pasar unos segundos para cumplir su amenaza el hombre que, acompañado de, al menos, otros tres hombres, disparó cuatro tiros a bocajarro a Rafael C.S., la víctima, de etnia gitana, de 42 años, que resultó herido de gravedad en la entrada de su casa, y ante la presencia de su mujer y de 7 de sus 13 hijos.

Ninguno de los cuatro impactos de bala logró matar al padre de la extensa familia. Ni el disparo cerca de la boca, ni el que le atravesó un lado del cuello, ni el que le impactó en la pierna, ni siquiera el que le llegó cerca del corazón. Una ambulancia que llegó a los pocos minutos a la vivienda, donde el herido quedó sobre un charco de sangre, lo trasladó al cercano hospital Los Arcos, desde donde ordenaron su ingreso urgente en el centro Virgen de la Arrixaca, de Murcia.

Fue la propia mujer del herido quien llamó al servicio de emergencias tras la tragedia. «¿Ir a buscarlos!, ¿ir a buscarlos!», rogaba la esposa a los agentes de la Policía Judicial, de la Guardia Civil y de la Policía local, que acudieron a la vivienda. Mientras tanto, las hijas mayores se ocupaban entre lágrimas de los hermanos más pequeños.

Si bien la Policía creyó en un primer momento que se trataba de un ajuste de cuentas por negocios de drogas, no descarta una posible venganza entre familias. En la oscuridad de la noche, los vecinos vieron a un hombre salir de un coche negro y gritar su amenaza en la puerta de la casa de Rafael, que abrió la puerta y cayó herido nada más entrar a la casa. No pasaron más que unos segundos cuando vieron salir al agresor y huir a toda velocidad en un coche negro hacia la avenida Francisco Franco. La Policía Local y los agentes judiciales buscaron durante la madrugada el coche negro con matrícula de Valencia por los alrededores hasta que dieron con ellos. Según el testimonio de la mujer del herido, los agresores llevaban gorras y chaquetas negras y huyeron en un coche oscuro, donde les aguardaban otras dos personas, cuyos datos facilitó a la policía. En la casa se encontró un arma corta en el suelo, al parecer con la que se efectuaron los disparos. En el registro de la vivienda, la Policía se incautó después de varias armas de mayor calibre.

La familia clama justicia

Con el corazón en un puño, más de medio centenar de familiares de Rafael copaban ayer la sala de espera de Urgencias de la Arrixaca para conocer, de primera mano, el estado de salud del herido. Según fuentes sanitarias, éste permanece estable, dentro de la gravedad, y no se teme, en principio, por su vida.

Convencidos de la autoría del tiroteo, la familia de Rafael ha prestado toda su ayuda para poner nombres y apellidos a los agresores. Gracias a su colaboración, la Guardia Civil logró detener, esa misma noche, a R.S.H., de 46 años, R.S.J., de 19, y J.C.S., de 52, más un menor de edad. Aun así, los familiares de la víctima clamaban ayer justicia a gritos y apuntaban que aún queda un agresor, en la calle. Ellos tienen muy claro su nombre.