El efecto Aminata
"Es la Mandela, la Martin Luther King, el faro que justamente ahora necesita África y Europa debiera escuchar, siquiera por vergüenza"
Canarias 7, , 27-03-2008Aminata Traoré fue ministra de Malí, pero dio un portazo cuando se dio cuenta de que sólo había sido una maniobra del poder político para controlarla desde dentro, en vez de encender a las masas. Se ha codeado con todos en la ONU, donde se preguntó por qué las mujeres (y las negras) que ocupaban puestos de responsabilidad provenían todas de países ricos. Es una gran agitadora de la conciencia africana. Me contó que rehabilitó con productos locales una casa de sus padres y lo convirtió en un restaurante y un pequeño hotel. Cansada de que la arena de la calle ensuciara los muebles y los platos, enlosetó y empichó su tramo de calle. Enseguida, sus vecinos quisieron hacer lo mismo y plantaron árboles e hicieron un parque para los más pequeños.
Las aldeas de los alrededores quisieron imitarla, pero, en vez de hacerlo, se lo exigieron a sus políticos locales y éstos tupieron a llamadas al mismísimo presidente, que fue de visita, rodeado de asesores y ministros, al pequeño hotel de Bamako. Aminata pensó localmente y su efecto influyó a la globalidad del país. Por eso, a pesar de tantas decepciones con Francia, aún se ilusiona con los trajes azules que hace su hija, con su próximo libro sobre el escándalo de los supuestos cooperantes del Arca de Zoe o con la nieta de seis años a la que reconoce que maleduca «como todas las abuelas del mundo, las blancas y las negras». La piel de su mano es tan suave como el algodón y por su rostro han pasado de largo los 60 años que dice tener. De cada tres palabras que pronuncia, dos reivindican un África para los africanos: «La inmigración es la expresión viva del fracaso de la economía global», «somos el vertedero de los productos desvencijados de Europa», «desde la esclavitud, los negros no hemos dejado de trabajar y aún no hemos recibido nada a cambio» Es la Mandela, la Martin Luther King, el faro que ahora, justamente ahora, necesita África y Europa debería escuchar, siquiera por vergüenza.
(Puede haber caducado)