Deberes en compañía

Diario Sur, TEXTO Y FOTO: JUAN FRANCISCO RASERO / MÁLAGA, 26-03-2008

LA desmotivación en las aulas es, según los entendidos, uno de los escollos más graves a los que se enfrenta el sistema educativo. Las malas calificaciones van muchas veces más allá de una mera cuestión de aptitudes y habilidades, y con demasiada frecuencia esconden un problema de poco interés en lo que se hace, de «no verle utilidad a los estudios».

Así al menos lo ve la pedagoga María Luisa, una de las dos monitoras del Aula de Acompañamiento Escolar para niños de 8 a 18 años del proyecto Eneas que, desde el curso 2003 – 2004, mantiene en marcha la Asociación al Servicio de la Investigación y la Tecnología, Asit, en el centro Alalá («alegría», en lengua Calé) de la barriada de La Palmilla.

Esta actuación se enmarca en un plan global financiado por la Junta de Andalucía, llamado Midas, que la entidad lleva a cabo en la zona para «hacer frente a los problemas estructurales» del barrio con un programa estratégico basado en tres ejes: empleo, tecnología y formación. Y precisamente sobre la alta demanda social relacionada con este último se ha construido el proyecto de acompañamiento escolar, en la actualidad con una larga lista de espera. «Los propios padres o los profesores de los colegios del barrio inscriben a los niños. O si no, vienen ellos solos a apuntarse», informa la instructora.

Se trata no sólo de ofertar sin coste un apoyo para mejorar las notas, sino sobre todo de «ser un espacio de convivencia para los niños y niñas del barrio». Gratuidad y sociabilidad, escuela y diversión. La combinación de estos conceptos es la clave del éxito de este programa en el que todas las tardes de lunes a viernes, de 15.30 a 19.30 horas, participan dos monitoras, María Luisa y Catalina, y 65 niños este mes, 80 en lo que va de año.

Absentismo escolar

La educadora añade que «a nivel académico, necesitan ayuda en comprensión lectora, matemática e inglés, donde incluso contamos con una profesora nativa que viene desde Australia». Todo para que los alumnos obtengan, por lo menos, un graduado escolar en una parte de la ciudad donde el absentismo escolar total es frecuente desde los 16 años.

Pero la demanda es, especialmente, de tipo social. Aquí, de las técnicas de estudio se pasa a la educación sexual, a la orientación laboral, a la educación para la salud y, en general, a las habilidades sociales. «Vamos más allá de lo académico, reforzando el diálogo con los padres, yendo a sus escuelas y a hablar con sus tutores», concreta Marisa, para quien los chicos tienen al centro Alalá como «un lugar de convivencia tranquila».

No en vano, en La Palmilla residen familias de muy diversa procedencia y etnia. «Tenemos niños y niñas de Marruecos. Ecuador, Nigeria y Chile, y trabajamos con payos y gitanos», según detalla la pedagoga de un proyecto que, como Plan Midas, se complementa con el Centro Eneas de Informática, cursos FPO, el Aula Vargas Heredia para la mujer gitana, y el Centro Aquiles de Empleo, un servicio que incluye orientación laboral y que logró en 2007 nada menos que 400 contrataciones.

Asit no está sola en la actividad social de este edificio, sede anterior del colegio Doctor Gálvez Moll, trasladado poco más arriba en la misma calle con igual nombre. Hasta once asociaciones, como el club Basketmanía o la Fundación Secretariado Gitano, comparten tarea bajo la coordinación del Ayuntamiento, a cuyo área de Servicios Sociales le fue cedido el centro. Una auténtica escuela de convivencia. El centro cultural Alalá brinda a los niños de la Palmilla una oferta combinada de ocio y formación gratuita en técnicas de aprendizaje de la mano de dos monitoras de la Asociación al Servicio de la Investigación y la Tecnología

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