REPORTAJE

"Si faltas a otra reunión, te mato"

Un menor deserta de la banda latina de los Trinitarios y pide protección policial

El País, JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ, 24-03-2008

Es menor de edad y teme seriamente por su vida. Hasta hace dos meses era un soldado. Pertenecía a la banda de los Trinitarios. Recibe amenazas a través de su correo electrónico. Amenazas que hablan de traición y de muerte: “De los trinitarios, cuando se entra, no se sale, al menos vivo”, le advierten por Internet.

Su vida se ha hecho angustiosa desde que decidió abandonar la banda y colaborar con la policía en su desarticulación. Detesta la extrema violencia que emplean sus miembros en las reyertas que periódicamente mantiene en las calles con otras bandas. El menor está escondido y evita ir a los lugares donde sabe que se reúnen su ex colegas de los Trinitarios para planificar venganzas o agresiones.

La última vez que pisó la discoteca Casa Blanca, en los bajos del complejo Azca, donde se congregan los cabecillas y soldados de la banda, uno de los máximos jefes, conocido como Juanchito, le recriminó: “Si faltas a una reunión más, allí donde te pille te mato; no lo olvides”.

Juanchito ignoraba entonces que el menor no sólo había dejado de asistir a las últimas reuniones, sino que había desertado y había pedido protección a la policía para él y su familia. Juanchito, según fuentes de la investigación, es Santiago Marrero, de 21 años. Intentó golpearle, pero otros soldados, amigos de ambos, se interpusieron. “Venga, déjale. No ha podido venir el chaval, pero vendrá, tranquilízate”, trató de disuadir al agresor un amigo del menor.

Juanchito fue detenido por aquellas amenazas. Por eso, ahora sí saben en los Trinitarios que tienen a un desertor informando a la policía. Según sostiene el menor, los Trinitarios disponen de unos 100 soldados que operan en dos zonas (o capítulos, en su jerga) de Madrid: la del barrio de Cuatro Caminos, en la capital, y la que aglutina a las localidades de Getafe y Leganés, al sur de Madrid.

El menor se incorporó a la banda en abril del año pasado, bajo un solemne juramento de sangre, en presencia de Juanchito y de El Patriarca, fundador en España de la banda de los Trinitarios, también conocido como Tonitoca. El juramento se efectuó en una calle adyacente a la discoteca Casa Blanca. Junto a él, ese día también juró fidelidad plena a los Trinitarios otro joven llamado Jeysem, de origen colombiano. En el acto estaban presentes, además de los jefes de la banda, una veintena de personas.

Según fuentes policiales, los Trinitarios son una escisión de otra banda latina llamada Dominicans Don’t Play. Están aún lejos de los Latin King (que han llegado a tener cerca de 600 efectivos en toda España) y sus odiados rivales, los Ñetas. Ambas bandas han protagonizado trifulcas que se han saldado, sólo en Madrid, con varias muertes por arma blanca. Pero los 100 efectivos operativos actuales de los Trinitarios (que la policía reduce a medio centenar) denotan un fuerte crecimiento de éstos en detrimento de los Dominicans Don’t Play. Según ha contado el menor a la policía, van provistos de armas blancas y otras de fuego, que ocultan en zulos cuando no van de bronca.

Juanchito nació en la República Dominicana. Desde hace seis años vive en Madrid. Y ya tiene antecedentes penales: intervino en una agresión multitudinaria entre bandas en la localidad madrileña de Alcorcón y la policía le fichó. Cuando fue detenido, dijo que no pertenece a los Trinitarios desde hace años. También negó ser el lugarteniente de Tonitoca. “Soy guerrero universal”, dijo, un escalón más bajo. “Y no sé de lo que me habláis”, respondió a los investigadores, cuando le preguntaron por sus amenazas al menor.

El menor ha descrito que las desobediencias a las órdenes de los jefes se castigan con suma dureza: 300 palazos por el cuerpo si el soldado comete una falta leve (faltar al respeto a un superior de la banda) y 844 si la falta es grave (no acatar una orden) e incluso la muerte (del infractor o de algún familiar) si se deserta o se delata a los mandos o a cualquiera de los miembros de la organización ante la policía.

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